Brasil frente a la reorganización de las cadenas productivas globales

La oportunidad de mejora para Brasil en las exportaciones surge especialmente tras la implementación del tratado de libre comercio del Mercosur con la Unión Europea./ Canva.
La oportunidad de mejora para Brasil en las exportaciones surge especialmente tras la implementación del tratado de libre comercio del Mercosur con la Unión Europea./ Canva.
La firma del tan anunciado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea puede reavivar el comercio internacional para el gigante del sur.
Fecha de publicación: 07/04/2023

En mayo se cumplirán 50 años desde que Emílio Garrastazu Médici, entonces presidente de Brasil, visitó Portugal y recibió una propuesta para la creación de una zona de libre comercio entre los dos países. Hoy podría ser criticado en las redes sociales luego de que rechazó la propuesta solo para evitar dañar la relación de Brasil con la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc), que en 1980 se convirtió en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), en un proceso que dio origen al Mercosur. Un esfuerzo aún incapaz de traducirse en una mayor inserción del país en el comercio internacional. Pero la ratificación de un acuerdo entre el bloque y la Unión Europea después de más de 20 años de negociaciones, congeladas en 2019, podría cambiar la historia.

“La falta de acuerdos comerciales de Brasil, en gran parte causada por sus vínculos con Mercosur, es un factor relevante que impide el crecimiento del comercio internacional", detalla Mauro Berenholc, socio de Pinheiro Neto Advogados.

Brasil, como refiere Berenholc, un mercado gigantesco (su PIB alguna vez fue el sexto del planeta), tiene una participación en el comercio internacional totalmente desproporcionada a su poder económico. 

El recuerdo de un desprevenido general Médici defendiendo la integración de los países latinoamericanos puede sorprender a un mundo que revivió los conceptos de derecha e izquierda, como si estuviéramos en la Convención Nacional de la Francia revolucionaria. Si la defensa es ideológica, no tiene partido y es fruto de un proyecto del Estado brasileño, no de un solo gobierno.

El abogado Renê Medrado, también socio de Pinheiro Neto, señala que Argentina es uno de los principales socios comerciales de Brasil, pero el Gobierno de Bolsonaro quiso abrir nuevos frentes de negociación más allá del Mercosur, “de manera muy consecuente con lo que ya estaba ocurriendo en el gobierno de Temer e, incluso, en el de Dilma Rousseff. Entonces hay una línea de acuerdos que se están negociando, como ahora con Corea del Sur”.


Te sugerimos leer: Lula, entre un Banco Central autónomo y el desafío de conciliar la responsabilidad social con la fiscal


Milagro económico, del café a la soja

En un principio, el principal producto de las exportaciones brasileñas era el café, marca de la República Velha. Su boom finalizó en 1930 con la llegada al poder de Getúlio Vargas. El éxito de los esfuerzos de diversificación y ampliación de la canasta exportadora hizo que el volumen económico de café exportado por Brasil pasara de una participación del 41,8 % al 20,5 %.

Durante este período Brasil descubrió la soja, que sigue siendo uno de los principales productos de exportación del país: pasó del 1,3 % del volumen de exportación nacional a 15,2 %. Con ello, el volumen total de exportaciones saltó de 1.880 millones de dólares a 6.190 millones de dólares.

Durante el Gobierno de Médici aconteció el periodo del 'milagro económico', entre 1968 y 1973, entonces el PIB brasileño creció a tasas superiores al 10 % anual. En octubre de 1973 ese “milagro” terminaría con la primera crisis del petróleo, cuando la OPEP duplicó sus precios a causa de la Guerra de Yom Kippur, que unió a Egipto y Siria contra Israel. Brasil importó más del 80 % del petróleo que consumía.

Reindustrialización y globalización: los pendientes

Con la crisis del petróleo se establecieron ciertos objetivos estatales para adoptar políticas que contribuyeran a retomar ciertos niveles de reindustrialización, un debate contemporáneo en los países occidentales.

El coordinador de Estudios Económicos Internacionales del Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (Ipea), Fernando Ribeiro, simplemente no cree que Brasil o cualquier otro país de América del Sur tenga las condiciones de subirse a esta ola, al menos en relación con los Estados Unidos (EE.UU.) porque estos países aún no producen lo que EE.UU. le compra a China. 

“La última vez que Estados Unidos realmente se interesó por Sudamérica fue en la década de 1990, con el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Lo que quieren es alejar a China”, comenta Ribeiro.

El especialista observa "complementariedad" en el acuerdo con la Unión Europea, lo que puede ser positivo para ambas partes. El único escollo es que “le están dando mucha importancia a la sostenibilidad ambiental y exigirán que se cumplan las normas en este sentido, que están en el texto del acuerdo”.

Para ello será necesario implementar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), así como dar cumplimiento al Acuerdo de París y a otros pactos ya firmados por Brasil, como la Convención sobre Biodiversidad, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura.


Lee también: Oi, Americanas y Schahin: Las lecciones de las mayores reorganizaciones judiciales de Brasil


Nuevas oportunidades de exportación

Un estudio detallado del acuerdo, realizado por la Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones de Brasil (Apex), concluyó que las principales oportunidades para el país se concentran en maquinarias y equipos de transporte, productos químicos relacionados, artículos manufacturados clasificados principalmente por material, obras diversas, calzados y artículos varios, productos alimenticios, aceites animales y vegetales y materias primas.

En términos de oportunidades por país del bloque europeo, Alemania concentra el 41,5 % del valor de las importaciones, seguida de Francia (14,2 %), Italia (11,2 %), España (6,9 %), Holanda (6,5 %), Polonia ( 5,2 %) y Bélgica (4,7 %).

Para no quedarse atrás, China también se ha estado moviendo en la búsqueda de tratados de libre comercio con países de la región, habiendo firmado en enero de este año un acuerdo con Ecuador. Hay negociaciones en curso con Uruguay, que -por cierto- violan el pacto del Mercosur.

En opinión del abogado Renê Medrado, el pacto “hace que la Unión Europea esté más atenta para garantizar que el acuerdo con Mercosur entre en funcionamiento”, sobre todo porque China ya ha anunciado su interés en negociar también con Brasil.

El discurso de la reindustrialización refuerza las olas de proteccionismo y nacionalismo que ya se estaban extendiendo antes de la pandemia y que hacen temer a algunos una retracción más fuerte de la globalización. Un fenómeno similar ocurrió luego del estallido de la Primera Guerra Mundial, poniendo fin al período de expansión del comercio mundial, entre 1875 y 1914, característico de lo que el historiador Eric Hobsbawm llamó la “Era de los Imperios”.

El comentarista jefe del Financial Times, Martin Wolf, publicó un artículo reciente que es casi una súplica para que no se abandone el “capitalismo internacionalmente abierto”. Lo escribió desde Davos, donde los debates de este año se centraron en la reorganización de las cadenas mundiales de producción y comercio.

La reforma fiscal es una prioridad

La implementación del acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea puede ser la gran oportunidad que Brasil aproveche para ampliar su oferta de productos de mayor valor agregado para exportación.

Desde sus primeros días como ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, el vicepresidente Geraldo Alckmin parece estar en sintonía con la industria, que ya puso sus propuestas sobre la mesa, ya sea a través de instituciones como la Asociación Brasileña de la Industria Química (Abiquim), el sector responsable del mayor déficit comercial del país en 2022 (63.000 millones de dólares), o por la propia Confederación Nacional de la Industria (CNI).

“Necesitamos aprender rápidamente de ejemplos como el de EE.UU., especialmente de las políticas que se han implementado para su gas de esquisto (shale gas), que ya se han traducido en más de 200.000 millones de dólares en inversiones, y de India, que ha establecido plataformas regionales de inversión que, en menos de una década, ya la han colocado entre las 10 industrias químicas más grandes del mundo. Ahora el momento es más propicio para que Brasil personalice una política industrial sectorial, basada en las ventajas comparativas brasileñas, fortaleciendo la competitividad interna”, destaca la directora de Economía y Estadística de Abiquim, Fátima Giovanna.


Tal vez te interesa: ¿Dónde está Latinoamérica en materia de protección de datos?


La CNI elaboró ​​un documento con 14 propuestas prioritarias para los primeros 100 días de gobierno. Casi un consenso en todo el sector productivo es la necesidad de una reforma tributaria. Según Renato da Fonseca, “el sistema tributario hoy es tan complejo que solo la reducción de costos con la simplificación ya es una ganancia. Crear un impuesto único sería una gran mejora, pero el problema de la industria, sobre todo en el complejo metalmecánico, es el impuesto que recae sobre toda la cadena productiva: implica contar con un crédito económico por el impuesto que se paga en la cadena”, advierte y destaca la burocracia y la ineficiencia aduanera y la falta de más líneas de financiamiento para exportaciones. 

“En 10 años la línea de crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES Exim) pasó de 20.000 millones de reales a 2.500 millones de reales. Si no tuviéramos crédito, Embraer no habría podido exportar lo que exportó”, agregó.

Lia Valls, investigadora del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales y del Instituto Brasileño de Economía (IBRE) de la FGV, donde coordina el Indicador de Comercio Exterior (Icomex), recuerda que los commodities ganaron más espacio en la canasta exportadora brasileña a partir de la década del 2000, con el proceso de urbanización y creación de infraestructura en China: 

“No está de más exportar productos intensivos en recursos naturales. Ahí es donde radica nuestra gran ventaja. Pero se puede agregar más valor. Exportar tiene que ver con competitividad, productividad e innovación tecnológica”.

Add new comment

HTML Restringido

  • Allowed HTML tags: <a href hreflang> <em> <strong> <cite> <blockquote cite> <code> <ul type> <ol start type> <li> <dl> <dt> <dd> <h2 id> <h3 id> <h4 id> <h5 id> <h6 id>
  • Lines and paragraphs break automatically.
  • Web page addresses and email addresses turn into links automatically.