Cada vez existen más empresas en el mundo que destacan por su cultura empresarial, valores y su sostenibilidad como negocio, sin embargo, ¿por qué no son públicamente reconocidas firmas de abogados que destaquen por algo similar, más allá de su facturación y el número de “deals” que cierran al año? ¿Por qué los reconocidos rankings de firmas de abogados no enfocan sus mediciones en el impacto social que genera el ejercicio del derecho?
Pero hay más: ¿por qué detrás de un escándalo de corrupción siempre hay un abogado? ¿Por qué los abogados tenemos fama de ser usureros y poco éticos? ¿Por qué en nuestra profesión el ego, estatus y poder forman parte de la “receta del éxito”?
Todas esas preguntas nos llevan a cuestionamientos aún más importantes, trascendentes e ignorados en el sector legal: ¿para qué ejercemos esta maravillosa profesión? ¿Cuál es la razón que nos levanta todos los días a soportar estresantes e interminables días de trabajo? ¿Hay algo más que solo vender tiempo disponible, horas facturables y hacer dinero?
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Les comentaba en una nota anterior que en el 2018 me enfrenté al hecho de haber creado una organización sin un propósito genuino y coherente. En ese momento, la búsqueda de mi propósito personal y el de mi siguiente emprendimiento se convirtió en el motor que necesitaba para ir en busca de mis más grandes sueños.
No estamos frente a una respuesta sencilla que pueda reducirse a indicadores económicos o métricas numéricas, estamos frente a una mirada intro y retrospectiva que nos permita encontrar esos patrones recurrentes que definen quiénes somos el día de hoy y, sobre esa base, qué impacto queremos generar en la sociedad que nos permite existir como negocio. Eso sí, encontrar el propósito implica emprender un viaje por el camino de la coherencia y consistencia y predicar con el ejemplo. Es un camino muy satisfactorio del que no hay vuelta atrás.
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Creo firmemente en la necesidad de humanizar la práctica legal. Ha llegado el momento de hacerlo, de romper con todos los estereotipos que rodean a la figura del abogado y abrazar una visión común en el sector legal que trascienda al solo hecho de hacer dinero y que coloque en el centro a las personas, en particular a los equipos de trabajo. Creo también que las firmas de abogados más innovadoras no serán las que más inviertan en tecnología, sino las que más se animen a crear una verdadera revolución cultural, de valores y sostenibilidad.
Los invito a escuchar este episodio e iniciar la búsqueda de su propósito personal y el de sus organizaciones y firmas, les aseguro que no se arrepentirán y será el punto de partida para crear emprendimientos legales sostenibles o para dar el giro que hace un tiempo están buscando para su práctica legal.
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