Agatha Christie, Dr. Seuss y la cultura de la cancelación; la reedición de obras de dominio público

Las leyes, a pesar de que coinciden muchas veces a grandes rasgos, también determinan ciertas especificidades cuando se trata de la modificación de las obras / Giovana Miketen - Unsplash.
Las leyes, a pesar de que coinciden muchas veces a grandes rasgos, también determinan ciertas especificidades cuando se trata de la modificación de las obras / Giovana Miketen - Unsplash.
Todas las novelas que tienen como protagonista a Miss Jane Marple y algunas cuyo protagonista es Hércules Poirot serán reescritas
Fecha de publicación: 12/04/2023

La cultura de la cancelación ha encendido una discusión sobre reescribir los clásicos de la literatura para adaptarlos a las sensibilidades actuales.

En los criterios que rigen actualmente, ya no basta con publicar una advertencia sobre la obra (como ha hecho Disney), sino que los consumidores están pidiendo modificar —incluso sustancialmente— ciertas obras para no presentar escenarios o frases que pueden ser vistas de manera muy negativa (u ofensiva).

Este movimiento, si bien podría entenderse como parte de la cultura de la cancelación, tiene explicaciones más profundas.


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Este es el enfoque con el que se han visto las obras que han pasado al dominio público y entre ellas hay varias de las novelas de Agatha Christie.

Impulsado por la editora HarperCollins, se están haciendo alteraciones a los textos de la escritora británica que tienen como protagonista a Miss Jane Marple y algunas cuyo protagonista es Hércules Poirot, como Muerte en el Nilo. Estas modificaciones se concentran en referencias étnicas, de nacionalidad o físicas, para hacerlas políticamente correctas.

El caso de Dr. Seuss

Al menos Christie salió mejor librada de la edición de sus obras que Dr. Seuss, pues su legado ha sido en parte removido de futuras ediciones por Dr. Seuss Enterprises, administradora de las obras del autor estadounidense, quien decidió hace un año no publicar o vender más sus libros And to Think That I Saw It on Mulberry Street, If I Ran the Zoo, McElligot's Pool, On Beyond Zebra!, Scrambled Eggs Super! y The Cat's Quizzer, por retratar a ciertos personajes “de maneras que son hirientes e incorrectas”.

La entidad explicó que esta decisión, pensada por meses, responde a un compromiso para “garantizar que el catálogo de Dr. Seuss Enterprises represente y apoye a todas las comunidades y familias”.


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¿Qué dicen las leyes de derechos de autor?

La revisión de obras que son manejadas por administradores o que ahora son parte del dominio público sigue las pautas actuales y las pautas que las leyes de derechos de autor han trazado.

Si bien pudiera existir cierta resistencia de parte de algunas personas a los cambios en las ediciones literarias originales, que muchos pudieran calificar como poco éticas o inteligentes, lo cierto es que los editores, administradores de derechos e individuos pueden no solo editar libremente sino hacer una reescritura o reinterpretación de las obras bajo dominio público o cuyos derechos manejen.

Así lo establecen la mayoría de las leyes nacionales, redactadas en gran medida siguiendo los lineamientos del Convenio de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas, que establece estándares mínimos de protección de las obras y los derechos de sus autores. Para el Convenio, los autores conservan los derechos exclusivos de explotación, publicación y edición de sus obras hasta su muerte y, luego, los administradores de su legado pueden conservarlos por 50 años luego de la muerte del creador, al final de los que pasarán a dominio público. La cantidad de años varía según cada legislación, en Reino Unido, de donde era Christie, la protección se extiende hasta 70 años después de la muerte del autor. 

Por ejemplo, en Estados Unidos (de donde es HarperCollins), la Ley de Derechos de Autor, que incluye la Copyright Term Extension Act (CTEA), que a su vez es una prolongación de la Copyright Act de 1976, otorga exclusividad por 95 años.

Todas las obras de Agatha Christie serán de dominio público en 2073 (The Mysterious Affair at Styles, de 1920, y The Secret Adversary, de 1922, fueron las primeras que pasaron a dominio público). Ya que la mayor parte del trabajo de la escritora británica se publicó en este país antes de que entrara en vigor la ley de 1976, sus historias pasarán a dominio público 95 años después de su publicación en este país. 

También en Estados Unidos se aplica el principio de que si las obras se publicaron simultáneamente en el extranjero y ahí se tratan como si fueran publicaciones estadounidenses, por ende, están sujetas al derecho de autor nacional, esto significa que el país de origen del autor no influye en la determinación de la duración de los derechos en Estados Unidos. 


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República Dominicana como excepción

Las leyes, a pesar de que coinciden muchas veces a grandes rasgos, también determinan ciertas especificidades cuando se trata de la modificación de las obras. Tal es el caso de la ley de República Dominicana donde, de acuerdo con sus disposiciones, “no es legal alterar una obra sin autorización del autor o de sus causahabientes, tras la muerte del autor”, explica Mónika Fiallo Paradas, socia de Russin, Vecchi & Heredia Bonetti.

En este país la ley 65-00 sobre Derecho de Autor establece que el autor tiene un derecho perpetuo sobre su obra, “inalienable, imprescriptible e irrenunciable”, dice la abogada, por lo que se salvaguarda la potestad para “oponerse a toda deformación, mutilación u otra modificación de la obra cuando tales actos puedan causar o causen perjuicio a su honor o a su reputación profesional, o la obra pierda mérito”, con independencia de que la obra se encuentre o no en el dominio público. 

“Por otro lado”, explica Rosa Campillo, socia de la misma firma, “la Constitución de la República Dominicana establece que la libertad de expresión es un derecho fundamental”, por lo que alterar una obra “porque algunas personas entiendan que es ofensiva, afecta ese derecho fundamental y la forma como la idea del autor ha sido descrita o incorporada a la obra, que es precisamente lo que protege el derecho de autor”.

Para ambas, el mejor curso de acción es que el Estado retire la obra que la sociedad perciba afecta el orden público o las buenas costumbres, a través de sus autoridades competentes.

Aunque no existe una ley internacional de derechos de autor porque cada país aplica sus propias normativas, hay concepciones comunes sobre que todas las obras, por el bien de la cultura, deben pasar a dominio público eventualmente, esto ampara también todas las reescrituras, reinterpretaciones y adaptaciones que puedan hacerse, porque el fin último también es promover la creación y divulgación.

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