Luiz Inácio Lula da Silva retomó las riendas de su caravana el pasado lunes 19 y volvió a Rio Grande do Sul, donde ya estuvo en enero durante su juicio en el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF-4). Lejos de la capital esta vez, en la ciudad de Bagé, el expresidente brasileño se encontró con las protestas de ruralistas y simpatizantes del diputado y precandidato a la presidencia Jair Bolsonaro. Ya en Santana do Livramento, Lula se reunió con los expresidentes de Uruguay y Ecuador, José Mujica y Rafael Correa, respectivamente.
En un breve discurso en la Universidad de Pampa, el exmandatario resaltó las inversiones que llevaron a cabo en educación los gobiernos petistas a lo largo de los años, y calificó a los que se manifiestan contrarios de "derecha fascista". Ya en Livramento-ciudad que limita con Uruguay-, Lula ironizó sobre su posible arresto. Dijo que podría "dar un salto" al país vecino:
No lo doy, ¿saben por qué? porque tarde o más temprano, quienes van a tener que salir del país son mis acusadores", afirmó.
La situación en el poder judicial
Bromas aparte, la situación de Lula es delicada. Este marzo, el TRF-4 juzgará su último recurso por el caso de la condena en segunda instancia. Si el recurso es rechazado, su detención será inmediata, con el fin de que cumpla la pena de 12 años y un mes ordenados en el juicio de enero de este año. Sus aliados trabajan bajo la hipótesis de que este recurso vaya a ser juzgado el 26 de marzo, cuando la caravana esté en Foz do Iguaçu, en el Estado de Paraná.
Así, mientras el líder del Partido de los Trabajadores (PT) viaja por el sur del país, sus abogados siguen intentando algunas maniobras en el Tribunal Supremo Federal (STF). Alegan que la pronunciación del Supremo para llevar al expresidente a prisión antes del final de los procesos (o transitado en juzgado) es inconstitucional, ya que rompe el principio in dubio pro reo. Dos de las solicitudes presentadas fueron negadas de forma temporal por el ministro Edson Fachin, pero todavía existe la posibilidad de que haya juicio en el plenario.
La presidenta de la Corte Carmen Lúcia, ya afirmó al respecto que esto no es de su atributo, a pesar de que por su cargo tenga potestad para pautar el asunto. La magistrada señaló que la responsabilidad es del ministro ponente, en este caso Fachin. Este tipo de declaraciones por las dos partes han generado una sensación de tira y afloja dentro del tribunal. Las especulaciones apuntan que el motivo de todo esto es el temor a una reacción popular.
Al mismo tiempo, Gilmar Mendes - uno de los magistrados más polémicos del tribunal - relató una acción solicitada por la Asociación de Abogados de Ceará, que pedía la libertad de todos los condenados en segunda instancia ya presos o que estén en vías de haber prisión decretada – como es el caso de Lula. Al final de la tarde del lunes 19 de marzo, Mendes rechazó la acción, considerando el pedido "demasiado genérico".
Según el diario O Globo, personas vinculadas al expresidente dan por hecho que va a entrar en prisión. Sin citar fuentes, el periódico afirma que, para el entorno de Lula, el acto será más político que penal. "Quieren la foto de la prisión, de la humillación. Pero no me puedo imaginar a Lula preso por mucho tiempo. Va a quedarse una semana, diez días como máximo,” - dice un amigo del expresidente, sin detallar la estrategia de defensa a implementar para hacer viable la liberación.
El mismo reportaje informa que nadie en el partido se imaginaba que el proceso llegaría tan lejos. La imagen del principal líder del PT entrando en prisión sería un golpe importante para la izquierda brasileña, especialmente en un momento en el que la carrera presidencial se acelera con el lanzamiento de nuevas candidaturas.
La carrera presidencial
A pesar de liderar todas las encuestas realizadas hasta ahora, Lula no está solo. Además de Jair Bolsonaro – exmilitar y parlamentario del Partido Social Cristiano (PSC), de extrema derecha –, que aparece en segundo lugar en los análisis, el petista debe enfrentarse a figuras como Rodrigo Maia (presidente de la Cámara de Diputados), Geraldo Alkmin (gobernador de São Paulo que venció dentro de su partido – PSDB - a João Dória) y el senador Alvaro Dias, de Podemos, sólo por citar algunos.
En la izquierda, los nombres mejor posicionados son Ciro Gomes (PDT) y Manuela D'Ávila, diputada provincial del PCdoB. En caso de que el expresidente sea realmente arrestado, el PT trabajará la posibilidad de que el exalcalde de São Paulo, Fernando Haddad, actúe como "plan B" a pesar de no tener el mismo carisma y la misma fuerza política. Haddad lo niega, mientras que Lula sigue repitiendo que a sus 72 años, tiene la energía de uno de 30 y el potencial de uno de 20. También dice que si el partido lo permite, será candidato.
Por otro lado, actuales integrantes del gobierno federal tienen intención de concurrir a las elecciones, como el presidente Michel Temer. Éste, habría hablado a sus principales interlocutores acerca de su disposición a la candidatura, la cual podría ser impulsada por la mejora en la economía. El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, también apuesta por la posibilidad de concurrir a la presidencia, aunque hasta ahora no se haya decidido por ninguna sigla.
Impacto en la economía
La posibilidad de que Gilmar Mendes hubiese acatado el pedido de habeas corpus colectivo "librando" a Lula de la prisión, tuvo un impacto también en la economía. La Bolsa de São Paulo (Ibovespa) tuvo una caída de más del 1% en la sesión del lunes pasado, además de estar también influenciada por el mal desempeño de Estados Unidos.
Tras rechazar la solicitud – lo cual fue anunciado tras el cierre de la bolsa - se espera que los índices mejoren, aunque como casi todo en Brasil actualmente, la velocidad de los acontecimientos dificulta la previsión.
}
Add new comment