¿Puede una IA patentar inventos? Esto dice la ley

Ompi publicó en 2019 un informe en el cual reflejó el estudio que hizo sobre IA y PI / Maria Teneva - Unsplash
Ompi publicó en 2019 un informe en el cual reflejó el estudio que hizo sobre IA y PI / Maria Teneva - Unsplash
El actual marco legal no reconoce a las inteligencias artificiales como inventores.
Fecha de publicación: 13/07/2022
Reino Unido modificará la ley de PI para facilitar el uso de IA para el aprendizaje / Brett Jordan - Unsplash
Reino Unido modificará la ley de PI para facilitar el uso de IA para el aprendizaje / Brett Jordan - Unsplash

Durante la última semana de junio, la Oficina de Propiedad Intelectual de Reino Unido (IPO, por sus siglas en inglés) publicó la respuesta a su consulta sobre los derechos de autor y patentes de la Inteligencia Artificial —IA—, recordando que no se puede patentar inventos de IA. Sin embargo, se ha planteado introducir cambios en las leyes vigentes para facilitar el uso de algoritmos e IA para el aprendizaje automático y minería de datos, y con ello propiciar la innovación sin necesitar permisos de los propietarios de los derechos de autor.

Estos cambios forman parte de la Estrategia Nacional de IA a 10 años que Reino Unido anunció en 2021. Asimismo, esto sirvió como recordatorio de una sentencia emitida por la Corte de Apelaciones del Reino, en septiembre de 2021, respecto al caso Thaler v Contralor General de Patentes, Marcas Comerciales y Diseños [2021] EWCA Civ 1374.

El caso se discutió en las cortes debido a que el Dr. Stephen Thaler (ingeniero, físico e inventor) trató de registrar a su inteligencia artificial Dabus (Device for the autonomous bootstrapping of unified sentience o “dispositivo de arranque autónomo de una conciencia unificada”) como dueña de las patentes de un recipiente para alimentos con una superficie fractal. La tentativa de patentar los ingenios a nombre de la máquina fueron rechazados por la IPO y las cortes que atendieron las peticiones y sus apelaciones.

Para la justicia británica ninguna solicitud de patente presentada a nombre de una IA como inventor es válida, ya que no cumple con los requisitos de la Ley de Patentes de 1977 que concibe a los inventores como personas, lo cual también significa que una persona no puede derivar las creaciones a máquina alguna.


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Las leyes británica y estadounidense y la OEP no reconocen la IA como inventora / Eli Alvarez - Unsplash
Las leyes británica y estadounidense y la OEP no reconocen la IA como inventora / Eli Alvarez - Unsplash

En un mundo digitalizado, con economías virtuales y metaversos, que avanza hacia la tecnificación de la mayoría de las actividades humanas, discutir sobre si las máquinas tienen o no derecho a patentar algo quizá no sea tan descabellado.

Sí, es cierto, las IA no son personas y al no serlo no tienen derechos, pero ¿y qué si algún día alcanzan la suficiente autonomía y discernimiento para crear sin necesitar seguir un comando preestablecido? En ese entonces, ¿qué pasará?

Por ahora, las respuestas a esas cuestiones están en el campo de lo supuesto, bien sea en la ciencia ficción o en las disciplinas especulativas. En el presente, la respuesta a si los autómatas pueden patentar un invento es un simple “no”, al menos en las legislaturas británica y estadounidense y en la normativa de la Oficina Europea de Patentes (OEP).

Si bien la intención de Thaler ha sido demostrar que su máquina puede inventar tecnología patentable (más que buscar reconocimiento por su “talento”) y que el uso de IA tendría una aplicación valiosísima en la industria, a veces no queda muy claro el procedimiento a seguir, ya que el actual marco legal no reconoce a los robots como inventores. Que empiecen a ser considerados objeto de reconocimiento implicaría rediseñar la normativa y —como van las cosas— es probable que pronto deba hacerse ese trabajo.

Este es un tema que ya se ha empezado a discutir. Por ejemplo, la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (Ompi) publicó en 2019 un informe en el cual reflejó el estudio que hizo sobre IA y PI, en su versión revisada, este documento contempla un glosario, definiciones de trabajo, secciones dedicadas a patentes, derechos de autor, infracciones, falsificaciones profundas, marcas registradas y secretos comerciales.

La Ompi hace varios cuestionamientos, entre esos el más importante: Cómo se aplican las reglas actuales sobre divulgación a las invenciones generadas y asistidas por IA y si son suficientes para cumplir con las políticas actuales. El argumento reside en si los inventos generados por IA deben beneficiarse de la protección de patentes y si es necesario establecer un nuevo sistema de derechos de PI tomando en cuenta la política actual. El inicio de todo parece ser el siguiente: trazar la línea que separe lo creado totalmente por máquinas y lo creado con asistencia de estas.

En el caso de Thaler, él insiste en que el inventor de los dos ingenios que quiso patentar en nombre de Dabus fue esta IA. De acuerdo con la Ley de Patentes de Reino Unido solo una persona puede ser inventora. Asimismo, su sección 13(2) impone el requisito de que el solicitante identifique a la persona que inventó lo que se patentará, mientras la sección 13(1) establece que solo quien fue nombrado como inventor en una patente tiene derechos sobre esta. La normativa británica establece que las patentes se otorgan al inventor, cualquiera que tenga derecho a la patente por un acuerdo o el sucesor en el título de inventor.


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Trabas en el reconocimiento del derecho a patentar

De acuerdo con Greig Shuter, asociado de Hogan Lovells Londres, “este caso muestra las dificultades para adaptar las invenciones de IA al marco legislativo actual” y que el caso de Thaler ante las cortes británicas “con frecuencia se planteó sobre la base de lo que la ley debería ser en lugar de lo que es”, lo que al final dejó un problema: una invención patentada sin inventor.

“Una solución alternativa,” escribió el abogado, “habría sido que el Dr. Thaler se presentara como inventor. Parece existir la sensación de que tal aplicación podría haber tenido más éxito. Presuntamente, no se tomó esta ruta porque es contrario al punto de venta clave de Dabus: que Dabus (en lugar del Dr. Thaler) creó las invenciones, y existe el riesgo de que si se concedió una patente sobre este podría ser revocado sobre la base de que se concedió a una persona que no fue el inventor real de la invención (y no tenía ningún derecho derivado de dicha persona)”.

Otros países sí lo reconocen

A pesar de que Gran Bretaña rechazó la idea de reconocer como inventora a esta IA, Australia sí reconoció a Dabus en una segunda instancia en el Tribunal Federal. A este Tribunal recurrió Thaler cuando la comisionada adjunta de patentes del continente rechazó la solicitud porque no presentaba el nombre de un inventor humano. Para la comisionada la definición de inventor es la misma que la del diccionario (ya que en la ley de patentes australiana como en la británica la figura per se no está contemplada): “persona que inventa”, por lo que aceptar que una máquina había inventado algo era una transgresión al artículo 15 de la Ley de Patentes del país.

El juez australiano Jonathan Beach consideró que  un sistema IA puede ser inventor / Aideal Hwa - Unsplash
El juez australiano Jonathan Beach consideró que un sistema IA puede ser inventor / Aideal Hwa - Unsplash

Al Dr. Thaler terminó dándole la razón el juez federal Jonathan Beach cuando consideró que en la Ley de patentes “no figura disposición alguna que rechace expresamente la idea de que un sistema de inteligencia artificial pueda ser inventor”. Beach concluyó que “se requiere más de mí que el mero recurso a los viejos usos milenarios de esa palabra (inventor)”, pues, “necesito lidiar con la idea subyacente, reconociendo la naturaleza evolutiva de las invenciones patentables y sus creadores. Ambos somos creados y creamos. ¿Por qué nuestras propias creaciones no pueden también crear?”, se preguntó el juez, quien también cuestionó que “si el concepto de 'invención' en términos de forma de fabricación evoluciona, como debe ser, ¿por qué no el concepto de 'inventor'?”.

Sudáfrica también opinó sobre esta materia, asumiendo una posición como la de Australia cuando su Comisión de Empresas y Propiedad Intelectual concedió la patente a Dabus y la publicó (sin mayores explicaciones) en el South African Patent Journal. El reconocimiento a la IA no fue recibida de buena gana en el país africano, donde varios expertos en propiedad intelectual rechazaron la idea de concebir una IA como inventora y otros tantos dijeron que la concesión era un error.

Pero Jo Adetunji, editora de The Conversation UK, escribió que “si bien es posible que la comisión se haya equivocado al otorgar la patente, el entorno político de Sudáfrica en los últimos años sugiere lo contrario”, ya que el gobierno nacional impulsó políticas como la de Propiedad Intelectual de la República de Sudáfrica Fase I de 2018; el Libro Blanco de Ciencia, Tecnología e Innovación del Departamento de Ciencia y Tecnología; la Comisión Presidencial sobre la Cuarta Revolución Industrial, y la propuesta de Política Nacional de Datos y Nubes en términos de la Ley 36 de Comunicaciones Electrónicas.

“El mensaje central de todos estos documentos es que el gobierno de Sudáfrica quiere aumentar la innovación para resolver los problemas socioeconómicos del país. Existe una clara preocupación por cuestiones como los bajos niveles de innovación, la falta de financiación y la falta de infraestructura adecuada que es necesaria para capitalizar realmente la cuarta revolución industrial”, dijo Adetunji.

Por cierto, respecto al continente insular: Una apelación luego anuló la decisión de Beach.


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En Asia existen reglamentos que en general también rechazan la concepción de una IA como inventora. China, Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam solo reconocen a humanos como dueños de patentes. Singapur y Camboya pudieran aceptar esta idea. En el caso de Singapur, la Ley de Patentes considera métodos comerciales e invenciones implementadas en computadora materias patentables bajo ciertas condiciones. Camboya trata la patentabilidad de los programas computacionales bajo el
Reglamento para la aplicación de la Ley de Patentes y Modelo de Utilidad Certificados y Diseños Industriales de 2007, que reconoce como invenciones productos implementados en computadoras.

La discusión está tomando forma y se hace más apremiante conforme pasa el tiempo, pues mientras abogados y jueces discuten qué hacer con la IA, los científicos y sus máquinas avanzan sin pausas. Una de las propuestas es crear un nuevo tipo de patentes que se ajuste a los nuevos tiempos y los inventores no humanos, también eliminar los nombres individuales y solo nombrar al dueño de la patente, quizás “una decisión que aclare qué invenciones de IA son elegibles para patentar tendría mucho más impacto que si una IA podría ser etiquetada como inventor”, dijo Michael Portnov, abogado de Fish & Richardson.

Al margen de la discusión legal también está la discusión ideológica / Possessed Photography - Unsplash
Al margen de la discusión legal también está la discusión ideológica / Possessed Photography - Unsplash

Mathys & Squire LLP explicó que “si una máquina de IA no puede ser nombrada como inventora en una patente, en ausencia de un cambio en la legislación o al menos hasta el momento de dicho cambio, los solicitantes deberán determinar cómo solicitar patentes creadas por dicha IA. Esto plantea la cuestión de si el propietario de la IA podría ser válidamente nombrado como el inventor, o si es la persona que desarrolla o crea la IA; entrenar la IA con datos; establecer el problema técnico específico que la IA ha resuelto; o incluso identificar la actividad inventiva de la invención creada por la IA”.

Este es un asunto que debe resolverse rápidamente, pues no hacerlo es arriesgarse a que todas las utilidades que la IA puede tener en los campos industrial y farmacéutico se demoren así como la inversión, pues ¿quién querría arriesgarse a destinar capital en una máquina o proceso que pudiera ser impugnado o estar desprotegido ante la imposibilidad de determinar quién es el dueño de una patente? Además, ¿quién es realmente el dueño? ¿La máquina o quien sea propietario de esta? Si la tecnología cambia de manos, ¿pasaría a beneficiarse el nuevo dueño aunque el desarrollador de la IA haya sido quien le “enseñó” lo que sabe? 

Al margen de la discusión legal también está la discusión ideológica, como lo planteó Thaler: “Ha sido más una batalla filosófica, convencer a la humanidad de que mis arquitecturas neuronales creativas son modelos convincentes de cognición, creatividad, sentimiento y conciencia. (...) El hecho recientemente establecido de que Dabus ha creado inventos dignos de patente es una prueba más de que el sistema 'camina y habla' como un cerebro humano consciente”.

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