De la licencia IFPE a la bancaria: Las fintech apuestan por la banca tradicional mexicana

Buena parte de las fntech del ecosistema mexicano otorgan préstamos./ Unsplash, Naipo.
Buena parte de las fntech del ecosistema mexicano otorgan préstamos./ Unsplash, Naipo.
Cada vez más empresas de tecnología financiera mexicanas y extranjeras se ven atraídas por la posibilidad de hacer intermediación financiera, captar dinero del público para otorgar préstamos.
Fecha de publicación: 03/09/2024

Se calcula que a las 773 empresas mexicanas de tecnología financiera según el Radar Fintech México 2024 se han sumado, durante este 2023, 213 fintech extranjeras, atraídas no solo por el tamaño de mercado, sino también porque algunas de ellas tienen el objetivo, como Mercado Pago, Konfío y Peibo, de obtener una licencia bancaria, un permiso más amplio que el que reciben las Instituciones de Fondos de Pago Electrónico (conocido por sus siglas, licencia IFPE).

“El principal objetivo de las fintech al considerar la obtención de una licencia bancaria es ampliar la gama de servicios financieros que pueden ofrecer. Esto incluye, principalmente, la capacidad de captar recursos del público y disponer de ellos para otorgar préstamos, lo que les permite no solo diversificar sus servicios, sino también aumentar su competitividad en el sector financiero”, comenta Alberto Córdoba, socio de Von Wobeser y Sierra.

Es decir, captar dinero del público y estimular más la competencia diversificando sus productos son parte de los objetivos de estas empresas al abrirse paso en la banca tradicional. 

 


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Como bancos digitales, hoy Nu y Klar compiten con bancos tradicionales de pequeño tamaño en México. Un reciente informe de Moody’s refiere que parte de las ventajas de las financieras tecnológicas en la incursión de la banca tradicional mexicana se encuentran en la baja penetración del mercado crediticio local y la posibilidad de conseguir un espacio para la innovación que no encuentran en otros países; otras ventajas son sus estructuras de bajo costo y sus modelos de negocio flexibles.

Luis Burgueño, también socio de Von Wobeser y Sierra, comenta que en este panorama existe una oportunidad significativa para concretar operaciones de fusiones y adquisiciones en el sector fintech, patente en el hecho de que bancos extranjeros han optado por adquirir este tipo de sociedades para ingresar al mercado mexicano y que estas compras o, incluso asociaciones en forma de joint venture, permiten a las empresas extranjeras adaptarse más fácilmente a los sistemas ya establecidos, acelerando así el desarrollo y la expansión de las instituciones actuales.

Un ejemplo de este tipo de acuerdos sucedió con el lanzamiento de RappiCard, el joint venture entre Banorte y Rappi, para crear otra gama de servicios financieros.

“La colaboración a través de M&A puede proporcionar una sinergia que fortalezca a ambas partes y las haga más competitivas en el mercado”, comenta el especialista.

Burgueño agrega que la integración de tecnologías avanzadas y la capacidad de innovación de las fintech pueden ser altamente atractivas para los bancos tradicionales que buscan modernizar sus operaciones y mejorar la experiencia del cliente.

La licencia IFPE, según la Ley Fintech 

En México, las fintech están limitadas a ofrecer servicios específicos, por lo que sus funciones son considerablemente más restringidas en comparación con las instituciones de la banca tradicional. Como fintech pueden actuar como:

  • Instituciones de financiamiento colectivo: facilitan el acceso a financiamiento a través del otorgamiento de créditos o levantamiento colectivo de capital. Antes de la Ley Fintech esto se realizaba sin regulación alguna.
  • Instituciones de fondos de pago electrónico: se enfocan en simplificar transacciones financieras electrónicas. Esto significa que los fondos de pago electrónicos, a diferencia de los depósitos bancarios, no pueden generar intereses ni ser dispuestos por las fintech, sino que deben encontrarse segregados y depositados en cuentas bancarias, pudiendo únicamente aplicarse conforme a las instrucciones de los clientes. Es decir, las fintech no pueden utilizar los recursos de sus clientes para otorgar préstamos o realizar inversiones. 

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A decir de Córdoba, las empresas de tecnología financiera no necesariamente fueron concebidas como alternativas a la banca tradicional en México y, por lo tanto, tampoco lo fue la creación de la Ley de este sector (Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera o la Ley Fintech), que reguló situaciones de hecho previamente existentes, pero sin permitir que se realizaran operaciones de captación de recursos del público (actividad que siempre ha estado reservada a la banca y las sociedades financieras populares Sofipo y que constituye la base de la intermediación financiera).

Burgueño detalla que, con una licencia bancaria, las fintech podrán usar los fondos provenientes de depósitos bancarios del público para otorgar préstamos y realizar otras operaciones activas a corto, mediano y largo plazo, diversificando así las fuentes de rentabilidad, además de ofrecer una gama más amplia y competitiva de servicios financieros.

También menciona como ventaja la posibilidad de crear alianzas estratégicas con otras entidades financieras y empresas de diversos sectores, ampliando su red de negocios y oportunidades de crecimiento, dado que, usualmente, en esas alianzas se buscan socios comerciales que puedan captar recursos, así como operar irrestrictamente en el mercado de pagos (SPEI / SPID), lo que únicamente se logra a través de los bancos.

Además, resalta la confianza y seguridad que una licencia bancaria aporta a los consumidores, pues los depósitos bancarios estarán garantizados por el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (Ipab) por hasta 400.000 unidades de inversión (UDIs). Las instituciones bancarias están sujetas a estrictas regulaciones y supervisión por parte de las autoridades financieras, como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el Ipab y el Banco de México (Banxico), lo que proporciona una mayor protección al consumidor y fortalece la credibilidad en el mercado.


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Proceso complicado y costoso 

Si bien obtener una licencia bancaria reporta una serie de ventajas para las fintech, también implica una serie de desafíos siendo la carga regulatoria, tanto durante el proceso de autorización de la licencia como en su operación diaria, el más significativo, a decir de Burgueño.

“Aunque el proceso para obtener autorización como fintech ya es complejo, convertirse en parte del sistema bancario tradicional es aún más complicado y costoso”, expresa. 

El trámite para obtener la licencia bancaria puede demorar hasta dos años, a diferencia del proceso que siguen las fintech de conformidad con la Ley de 2018, especialmente las de financiamiento colectivo, que suele ser relativamente más breve y sencillo, según el abogado.

A esto añade que cambiar el “mindset” de las fintech, que nacieron y han operado con una menor carga regulatoria, es un reto considerable pues deben adaptarse a un entorno más regulado y cumplir con requisitos estrictos en términos de capital mínimo (mayor al exigido a las fintech), aunque puede variar según el número y tipo de servicios que la entidad aspira a ofrecer, liquidez, protección al consumidor, gobernanza corporativa y procedimientos de cumplimiento normativo, a los que no están acostumbradas.

Burgueño señala que, no obstante, esta transición también presenta varias oportunidades, siendo una de las principales la flexibilidad. 

“Al tratarse de nuevos actores en el mercado bancario pero con previa experiencia tecnológica y digital, no tienen la carga operativa que muchos bancos tradicionales tienen al haberse desarrollado en un mundo de operaciones presenciales, así como sistemas informáticos legados y que les dificulta migrar al ámbito digital. En muchos casos, el desarrollo tecnológico para la oferta digital de productos bancarios ya lo tienen y solo necesitan ajustarlo a su nueva oferta comercial", manifiesta.

Córdoba señala que, para los consumidores, el que las fintech obtengan licencias para operar como instituciones de banca múltiple representa un cambio favorable, sobre todo porque México es uno de los países con las comisiones bancarias más elevadas en el mundo, con más de 5.000 tipos de comisiones bancarias, según la Condusef. 


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Fintech vs. banca tradicional

Tal como comenta Córdoba, inicialmente, la banca y las fintech en México operaban más como proveedores de servicios complementarios que como competidores directos, principalmente porque los servicios que ofrecían estas instituciones eran distintos. De esta manera, las fintech se concentraban en ofrecer servicios más especializados (que, en la mayoría de los casos no afectaban el mercado bancario), mientras que los bancos abarcaban servicios financieros más amplios y generales.

Sin embargo, resalta que a medida que las fintech comiencen a obtener licencias para operar como bancos, es inevitable que surja una mayor competencia dentro del sector bancario mexicano.

“Los bancos en México, basados en prácticas y procedimientos más tradicionales, pueden encontrarse en desventaja frente a las fintech, que están mejor posicionadas para satisfacer las necesidades de los consumidores gracias a su enfoque innovador y tecnológico. Las fintech han demostrado ser particularmente efectivas en facilitar el acceso a servicios financieros a sectores de la población previamente ignorados por la banca tradicional, como las pequeñas y medianas empresas”, relata.

También observa que obtener la licencia implica más competencia con nuevos actores que tienen más experiencia y se sienten más cómodos en el ámbito digital, lo que presenta un desafío adicional para los bancos tradicionales. De allí que señala que, de alguna forma, fuerza a la banca tradicional a migrar o, por lo menos, mirar al mundo digital, es decir, cómo hacer que sus productos bancarios puedan ser 100 % digitales, desde la contratación hasta la operación. 


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“Para la banca tradicional esto puede implicar un cambio cultural importante e inversiones grandes en tecnología. Las fintech que se vuelven bancos ya tienen esa cultura y, en muchos casos, la tecnología; solo les falta la licencia para operar y ofrecer los productos bancarios”, destaca Córdoba.

A lo mencionado añade el reto que representa para todos el robo de identidad y la prevención de lavado de dinero, que puede incrementarse en el mundo digital.

También señala que la banca tradicional tendrá que innovar al mismo ritmo que las fintech y adaptar sus prácticas para competir efectivamente, lo que incluye no solo la adopción de nuevas tecnologías, sino también la mejora de la experiencia del cliente y la creación de productos financieros más flexibles y accesibles, lo que ya se está viendo en el mercado. La reducción de tarifas es otro de los retos que enfrenta la banca en México ante la competencia que despiertan las fintech.

Otros datos sobre las fintech

“La combinación de un gran mercado, una población joven y tecnológicamente adaptada y adaptable y un marco regulatorio que promueve la innovación crea un entorno atractivo para las fintech internacionales”, expresa Alberto Córdoba, citando datos de la encuesta de Finnovista, como que la mayoría de las fintech (77,9 %) considera el tamaño del mercado mexicano como su principal ventaja competitiva.

Otro número relevante del reporte de Finnovista que trae a colación el abogado es que el 26 % de las organizaciones consultadas destaca la rápida adopción de nuevas tecnologías financieras por parte de los consumidores mexicanos, facilitando la introducción y aceptación de innovaciones fintech en el país y que según Forbes habrá un total de 86 millones de usuarios de pagos digitales fintech en México, para 2027, un potencial que atrae a empresas  extranjeras de tecnología financiera.

 

 

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