Tipos de violencia contra las mujeres: de las leyes a la acción

Paillés: “Todas y todos los abogados somos egresados de una escuela de derecho y podemos contribuir a reducir la violencia en nuestras alma maters y entornos”. / Alejandro Trueba - Unsplash.
Paillés: “Todas y todos los abogados somos egresados de una escuela de derecho y podemos contribuir a reducir la violencia en nuestras alma maters y entornos”. / Alejandro Trueba - Unsplash.
El entorno personal, laboral y la academia serán los espacios claves.
Fecha de publicación: 24/11/2022

Desde 1981, cada 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y su objetivo es visibilizar la violencia contra mujeres y niñas a nivel mundial. La violencia contra las mujeres y niñas se manifiesta de forma física, sexual y psicológica.

Las leyes suelen reconocer los siguientes tipos de violencia

  • Violencia por parte de un compañero sentimental: violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal y feminicidio.
  • Violencia sexual y acoso: violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero y acoso cibernético.
  • Trata de seres humanos: esclavitud y explotación sexual.
  • Mutilación genital femenina: es decir, practicada en ciertas comunidades y culturas, asociada con creencias religiosas.
  • Matrimonio infantil: esto es niñas obligadas a contraer matrimonio en contra de su voluntad.

La normalización de la violencia, reproducida discursivamente en diversas plataformas y medios, ha vuelto cada vez más ineficaces los esfuerzos por prevenirla y contrarrestarla. Esto debe cambiar.

La masificación de la violencia no puede evitar que seamos capaces de tomar conciencia y actuar coordinadamente para concretar su eliminación. La violencia perpetrada contra las mujeres es más grave cada día.

En México la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia reconoce la violencia psicológica, física, patrimonial, económica y sexual. Igualmente identifica como violencia aquella que ocurre en los ámbitos laborales y de docencia, incluyendo el acoso u hostigamiento sexual que se da en una relación de subordinación entre el victimario y la víctima, en una relación laboral o escolar.

La población femenina es altamente vulnerable a sufrir violencia de género, especialmente las niñas y las mujeres de la tercera edad, mujeres pertenecientes a la comunidad LGBT (lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex), las migrantes y refugiadas, las pertenecientes a pueblos indígenas o minorías étnicas, mujeres y niñas con VIH-Sida, con discapacidades y aquellas que habitan en países con crisis humanitarias.


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En México son asesinadas a más de 10 mujeres al día, según información de este año de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y, al menos 6 de cada 10 mexicanas, ha enfrentado un acto de violencia a lo largo de su vida.

Como individuos debemos tomar conciencia de la violencia que viven muchas mujeres y, como profesionales del derecho, contribuir a reducirla en nuestro entorno familiar, social y profesional. 

Pasos claves para actuar contra la violencia

He aquí algunos consejos que podemos adoptar para visibilizar la violencia y hacer que se tomen medidas para prevenirla o reducirla:

  • Abrir la conversación en nuestro entorno. Reconocer que existe la violencia en contra de las mujeres y no aparentar que no pasa nada en nuestra sociedad. Debemos platicar sobre las violencias que se enfrentan en el entorno doméstico y las acciones que se pueden tomar para evitarlas o atenderlas en caso de detectarlas. Como sector tenemos la posibilidad de ayudar y alertar lo que suponga una vulneración a los derechos y una comisión de delito. 

Hace poco me enteré de una mujer de mi familia que durante años sufrió violencia por parte de su marido y cuando buscó ayuda en su familia directa para salir del domicilio conyugal, esta le fue negada. Me enteré de su historia cuando pudo encontrar el valor, la fuerza y los medios para salir, junto con su hija, de ese ambiente de violencia. Me entristece saber que no hubo una apertura para que ella encontrara apoyo de parte de quienes somos su familia cercana.

Debemos estar atentos a indicios de pedidos de auxilio y buscar ayuda para las personas que atraviesan procesos de agresión. Existen organizaciones de la sociedad civil y programas gubernamentales que auxilian y dan refugio a las personas víctimas.

  • Establecer e implementar códigos de ética y protocolos para evitar la violencia de género y el acoso en nuestro entorno laboral, así como canales de denuncia efectivos. Estas medidas deben ser un compromiso personal de cada accionista y socio y de los miembros del consejo de administración y directivos. No es una acción más del departamento o dirección de recursos humanos, porque la decisión de no permitir violencia ni acoso sexual en contra de las mujeres de una organización es una decisión que puede implicar sanciones, independientemente del puesto o jerarquía que tenga la persona responsable. Estas sanciones, además, deben contar con el apoyo de los dueños del negocio.

Aquellos que no son propietarios, accionistas o directivos pueden abogar por establecer protocolos o mecanismos de prevención y detección. Para ello es clave hacer de conocimiento a los directivos y especialistas de recursos humanos de que esto es un tema de derechos humanos que puede tener repercusiones legales en contra de la empresa u organización.

Todos hemos escuchado o conocemos historias de acoso laboral o hemos sido víctimas de violencia y/o acoso en nuestros trabajos. En muchos casos no lo hemos denunciado por falta de canales adecuados y procesos internos que garanticen a las personas víctimas que serán escuchadas, que sus historias serán creídas y que no serán revictimizadas.

Como profesionales del derecho, hagamos un esfuerzo porque en todos los ambientes laborales se establezcan medidas para la protección de las mujeres. Actuemos en defensa de aquellas mujeres que, por ignorancia, por miedo o por cualquier otra razón, no pueden denunciar ni actuar para dejar de ser víctimas de violencia laboral.


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  • En años recientes en la mayoría de las universidades se han presentado denuncias anónimas por actos de acoso y violencia en contra de mujeres estudiantes por parte de profesores, directivos y compañeros, conocidos como “tendederos”. Estas denuncias se han dado en gran volumen por la falta de protocolos y canales de denuncia previo en las universidades y escuelas, ya que las autoridades escolares han sido omisas en atender quejas o en tomar acciones para llevar a cabo las averiguaciones y sancionar a los culpables.

Todas y todos los abogados somos egresados de una escuela de derecho y podemos contribuir a reducir la violencia en nuestras alma maters, volviendo a averiguar qué sucede en ellas y si las autoridades académicas han tomado acciones para apoyar a las víctimas de acoso y violencia dentro de las instituciones y, en su defecto, exigir que se haga algo al respecto.

  • Busca una organización cuya misión sea eliminar la violencia en contra de mujeres y niñas, y apoyar su causa, ya sea con tu tiempo o recursos. Tu apoyo puede significar un cambio significativo respecto de la conciencia y el cambio que se busca generar.

No podemos permanecer silenciosos e inertes ante tanta violencia contra mujeres y niñas. Si no hacemos algo para que en los ámbitos en los que vivimos haya prevención, nos volvemos cómplices por omisión. No todas las personas víctimas tienen el soporte para denunciar ni para salirse del ciclo de violencia.


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La reflexión que comparto presta especial atención a lo que ocurre en América Latina y el Caribe, donde se encuentran 14 de los 25 países del mundo con mayor número de feminicidios. La violencia contra de mujeres y niñas en la región ha sido enfrentada, hasta ahora, con acciones insuficientes. El resultado de ello es un incremento sostenido de casos de violencia, sobre todo en el espacio privado, agudizado por la pandemia del COVID-19. 

Con ello en mente, se hace urgente no quedarnos callados, ni dejar de reconocer lo grave de esta situación. Hoy, todos, hombres y mujeres, gobierno y organizaciones de la sociedad civil, debemos reflexionar sobre la violencia de género y visibilizar lo que está ocurriendo en nuestra sociedad. Debemos contribuir a combatir la violencia de género, tomar acciones en nuestros entornos familiares, profesionales y sociales; ser factores de cambio para que las mujeres y las niñas del mundo puedan vivir libres de miedo y violencia, simplemente libres. 

A partir de este 25 de noviembre empieza la campaña de la ONU de 16 días, que termina el 10 de diciembre, coincidiendo con el día que se conmemora a nivel internacional los Derechos Humanos. Convirtámonos, hombres y mujeres, en activistas para caminar hacia un mundo libre de violencia de género. La apatía, por el contrario, nos convierte en parte del problema. 

* María Teresa Paillés es socia de SMPS Legal. Se especializa en operaciones e inversiones inmobiliarias, fusiones y adquisiciones, operaciones de financiamiento, licitaciones públicas, así como derecho corporativo general. Es socia fundadora y presidenta de Abogadas MX, una ONG que promueve el desarrollo profesional de mujeres abogadas.

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