En el vasto universo del marketing contemporáneo, hace algunos años surgió una etiqueta peculiar y curiosa dentro de la industria legal: “marketing jurídico”, un término que ha sido adoptado –principalmente– por abogados que ofrecen servicios a otros abogados para destacar en un mercado competitivo y que plantea interrogantes sobre su verdadera especialización y aplicabilidad.
El mercadeo, en su esencia más pura, abarca principios fundamentales que son universales en cualquier campo profesional: comprender al cliente, comunicar eficazmente el valor del servicio y construir relaciones sólidas y duraderas. Sin embargo, agregar el adjetivo “jurídico” parece sugerir una diferenciación que podría no ser tan distintiva como algunos desean hacer creer.
¿Es necesario realmente agregarle el término “jurídico” al marketing o es más bien una estrategia de branding para destacar en un mercado saturado? ¿Quienes ofrecen estos servicios cuentan con formación y experiencia profesional en mercadeo? Creo que las firmas de abogados y los profesionales del derecho deberían centrarse más en integrar las mejores prácticas del marketing moderno en sus estrategias, en lugar de enfocarse exclusivamente en la etiqueta.
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Cuando se habla de la preparación en esta especialización surgen nuevas interrogantes. ¿Cuánto conocimiento real de mercadeo tienen los abogados y abogadas que incursionan en el “marketing jurídico”? La efectividad de esta disciplina requiere un entendimiento profundo del mercado objetivo, la capacidad de generar contenido relevante y una habilidad para adaptar estrategias en un entorno digital dinámico.
Sin embargo, en mi interacción con algunos profesionales dedicados al denominado “marketing jurídico” percibo que su labor parece limitarse a la gestión de redes sociales y la asesoría y acompañamiento a firmas a postularse a rankings de abogados. Conversando con especialistas en marketing, estos coinciden en que existe un amplio espacio para explorar y desarrollar estrategias más sofisticadas y efectivas. Esto incluye desde la implementación de técnicas de inbound marketing y la personalización de la experiencia del cliente, hasta la creación de contenido educativo que resuene con la audiencia.
El verdadero desafío del “marketing jurídico” radica en trascender las prácticas tradicionales y adoptar un enfoque más estratégico e integral. Esto implica ir más allá de la mera promoción en redes sociales y la búsqueda de reconocimientos, para enfocarse en la construcción de una marca legal sólida y confiable.
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En la industria legal, la llegada del mercadeo ha sido recibida con escepticismo y, a veces, con desdén. Durante mucho tiempo, muchos abogados confiaron en la reputación personal y el boca a boca para atraer clientes. Sin embargo, el aumento de la competencia ha demostrado la insuficiencia de esta estrategia autosuficiente. La realidad es que el marketing, incluido el digital, se ha convertido en una herramienta crucial para amplificar la visibilidad y construir relaciones sólidas en un mercado saturado y competitivo.
Es fundamental desafiar la percepción arraigada de que el mercadeo y la profesión legal son conceptos antagónicos. Personalmente, he sido testigo del poder transformador del marketing digital, que no solo abre puertas, sino que también fortalece la presencia y la reputación de las firmas legales en un mundo cada vez más digitalizado.
Sin embargo, esto no debería reducir el gran potencial que tiene el marketing a simplemente gestionar redes sociales y buscar reconocimientos en rankings y que eso justifique agregarle el adjetivo “jurídico”. Esto sería subestimar enormemente su potencial como una disciplina estratégica, que puede apoyar mucho más allá de las tácticas superficiales de visibilidad.
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Si el denominado “marketing jurídico” se limita a alimentar el ego de los abogados mediante listas de logros y publicidad en redes sociales, estamos desviando su verdadero propósito y valor.
Prefiero pensar en términos como “marketing para firmas de abogados” o simplemente “para abogados”, enfatizando en la capacidad para construir una presencia auténtica y duradera en el mercado legal usando los fundamentos del mercadeo “puro y duro”. Dada la relevancia del marketing para la industria legal, su verdadero valor radica en su capacidad para alinear estrategias con valores y principios, construyendo una marca sólida y consistente con las creencias más profundas de la firma.
En última instancia, el marketing en el ámbito legal va más allá de las apariencias. Es una herramienta poderosa para establecer conexiones genuinas y sostenibles, promoviendo una práctica profesional y responsable, aprovechando todo su potencial real.
*Fundador & CEO de Niubox Legal.
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