Paraguay navega en el océano de la energía limpia por las hidroeléctricas Itaipú, Yacyretá, Acaray… Pero, súbitamente, se corre el velo y resulta que el país está a pocos años de un déficit energético.
Esta es la situación, en términos prácticos, de todo el mundo. Digamos que ahora el velo se corrió para todos, porque años atrás empezaron los esfuerzos por crear un marco legal para las energías renovables distintas de la hidroeléctrica; pero estos no llegaron a concretarse, ni siquiera tuvo aplicación el marco legal para el desarrollo de pequeñas hidroeléctricas para exportación.
Así, la ley promulgada en enero de 2023, que regula la generación de energía eléctrica a partir de fuentes de energías renovables no convencionales y no hidráulicas es un gran paso, tanto en cuanto a la apertura de la generación por el sector privado como en cuanto al reto que supone innovar la normativa en el marco de un sistema legal bastante rígido, debido en parte al monopolio estatal de la energía eléctrica.
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La mirada está puesta, además, en que Paraguay pueda ser visto como un referente al hablar de energía renovable no contaminante a nivel mundial.
La ley apunta principalmente a la incorporación de nuevas tecnologías para el abastecimiento energético en el corto, mediano y largo plazo, con un mínimo impacto ambiental, y define como energía renovable no convencional (ERNC) las fuentes de energía no fósiles: biomasa, bioenergía, geotérmica, solar, eólica e hidrógeno verde.
Las energías que demuestran mayores posibilidades de aprovechamiento en el país son la solar, la bioenergía y el hidrógeno verde, este último por utilizar como insumo la energía hidroeléctrica y por la producción de amoníaco, que actualmente el sector agrícola importa como fertilizante.
El generador puede adoptar una de las siguientes modalidades de producción: la autogeneración para su propio consumo, la cogeneración con fines industriales o comerciales, la generación para el suministro a la red eléctrica o la generación para exportación.
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Requisitos específicos
La generación por encima de un megawatt requiere licencia expedida por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), a través del Viceministerio de Minas y Energía (VMME), y un contrato de conexión, suministro o adquisición en el que la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) podrá incluir las condiciones particulares que sean necesarias.
Incentivos fiscales
Los incentivos fiscales están determinados para el sector y, además, la inversión puede ampararse en los beneficios previstos en la ley de incentivos fiscales para la inversión de capital de origen nacional y extranjero, que se aplica exitosamente desde hace décadas.
Una limitación que observa el sector privado es que el plazo de las licencias es corto (quince años) y, si bien es un plazo renovable, representa incertidumbre a la hora de emprender un proyecto ERNC, por considerarse que resulta difícil asegurar rentabilidad en tan corto tiempo. Este es un punto por revisar para que la ley pueda cumplir con el objetivo que se propuso.
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Posibilidades abiertas
Con todo, dado que la adopción de energías renovables y su inyección a la red plantea desafíos técnicos, financieros y normativos, la nueva ley, aunque conservadora, constituye un marcado progreso para nuestro sistema eléctrico al abrir la generación al sector privado. Es de esperarse que en un futuro próximo lo haga también en los demás segmentos que, salvo un par de concesiones regionales, actualmente son monopolio de la ANDE.
Podríamos hacer mención del ambicioso proyecto que tiene en mente la ANDE, cuyo objetivo es la creación y construcción de lo que sería el primer parque fotovoltaico del país, ubicado en la región del Chaco Central, con una capacidad inicialmente de 100 MW, con la posibilidad de ampliarla o replicarla, según sea la necesidad.
Posiblemente nos preguntemos qué significaría, a nivel ambiental, la consecución de este proyecto: se trata de un parque solar que posibilita diversificar la matriz eléctrica del país. Esto implica utilizar diferentes fuentes y tecnologías para generar energía limpia y renovable de forma ilimitada, a través de la energía solar. Esto ayuda a reducir la dependencia de un solo recurso y a mejorar la seguridad energética.
En camino se encuentra el llamado Nuevo Plan Maestro de Generación que, según declaraciones del Viceministerio de Minas y Energía, contempla nuevas tecnologías para el país, tales como la energía eólica y las celdas de combustible
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Se busca no solo la sostenibilidad, innovación y la maximización de la utilización de energía limpia generada y la implementación de nuevas fuentes de energía, por mencionar algunas, sino también generar mayores inversiones y fuentes de trabajo instalando, por ejemplo, el parque fotovoltaico.
La participación del sector privado en la transmisión y en los demás segmentos es, posiblemente, un paso ineludible, dada la inversión en infraestructura y capacidad administrativa que requieren. Los países vecinos del Mercosur lo han hecho desde hace años y hoy tienen un mercado eléctrico desarrollado.
En cuanto a energía renovable, el Panorama Energético de América Latina y el Caribe 2023, de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) muestra la participación de energías renovables en la capacidad instalada de generación eléctrica en países del Mercosur, pero solamente Paraguay anota un 100 % de renovables, dado que en su totalidad proviene de las hidroeléctricas. Argentina tiene una capacidad instalada de generación eléctrica renovable del orden del 37.06 %, Brasil de 84.65 %, Uruguay de 76.1 % y Chile de 61.78 %.
*M Yolanda Pereira Z y Alexander Berkemeyer son especialistas en Berkemeyer.
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