El futuro es de las plataformas

Si el futuro es de las plataformas, Chile puede y debe encontrar su espacio en el mundo digital / Pixabay
Si el futuro es de las plataformas, Chile puede y debe encontrar su espacio en el mundo digital / Pixabay
Google, Apple, Facebook y Amazon ya son las empresas más cotizadas en la historia, han roto todos los récords y están cambiando el mundo
Fecha de publicación: 31/07/2019

Muchos hacemos nuestras compras domésticas en Cornershop, pedimos comida a domicilio en Uber Eats o Pedidos Ya, transporte en Uber o Cabify, libros y otros productos en Amazon. Descargamos aplicaciones desde App Store o Google Play, hacemos maratones de series y películas en Netflix o HBO Go. Para agendar nuestros viajes recurrimos a Booking, Despegar.com o Airbnb. Por supuesto, googleamos todo y consumimos información en Facebook, LinkedIn y Twitter.

 

Autoridades de todos los ámbitos han identificado algo que todos intuimos, el futuro es de las plataformas. Las grandes tecnológicas GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon) ya son las empresas más cotizadas en la historia, han roto todos los récords y están cambiando el mundo.

 

Tenemos motivos para preocuparnos por la relación que estas empresas tienen con los ciudadanos-consumidores. Es importante entender que, aunque ofrezcan sus servicios de forma gratuita y estén en permanente innovación y disrupción, ello no significa que sean benignas. Tampoco debemos demonizarlas, pero sí entenderlas para identificar posibles riesgos.

 

Como apunta el premio Nobel de Economía, Jean Tirole, el debate está centrado en cuatro grandes frentes: data y protección de la privacidad, competencia, impuestos y derecho laboral. Estos cuatro macro tópicos se enfrentan al mismo desafío ante las características tecnológicas de las plataformas. ¿Se debe regular algo ex ante? ¿Cómo debería ser esa regulación? Con o sin regulación ex ante, ¿cómo debería hacerse la fiscalización?

 

En materia de competencia, el debate comenzó hace tiempo y este año ha alcanzado un punto álgido. La discusión comenzó con el denominado y vapuleado hipster antitrust, que fue criticado como mero populismo. Crítica que, en lo que al fondo del debate se refiere, me parece superada. De no ser así, basta con leer la prensa. Solo este año, diversas autoridades han publicado decenas de informes, se han realizado numerosas conferencias y la Comisión Europea ha impuesto sanciones por más de 6.000 millones de euros (aprox. 6.700 millones de dólares) a Google. Recientemente también se inició una investigación en contra de Amazon por posibles abusos anticompetitivos en el uso de los datos de distribuidores independientes que utilizan su plataforma. En Estados Unidos, donde las autoridades han sido reacias a investigar a las big tech, el Departamento de Justicia (DOJ por sus siglas en inglés) acordó cerrar una investigación por 5.000 millones de dólares en contra de Facebook. Tanto la Comisión Federal de Comercio como la DOJ han iniciado investigaciones de todo el mercado digital.

 

En ese sentido, me parece que las grandes preocupaciones de competencia son: datos como un insumo que puede ser calificado de esencial y que deba compartirse; convergencia entre datos, privacidad, competencia y derechos del consumidor; hasta qué punto las llaves del reino las tendrán algunas plataformas, convirtiéndose en los nuevos gatekeepers.

 

En ese contexto, me parecen particularmente interesantes*, como herramientas conceptuales para comenzar el análisis de competencia, la idea de que algunas plataformas podrían llegar a ser verdaderos ecosistemas o tener un estado de mercado estratégico (como indica el informe Furman). También debemos prestar mucha atención a la nueva regulación para el fomento de la equidad y la transparencia para las empresas que utilizan servicios de intermediación en línea que adoptó el Consejo de la Unión Europea en junio de este año, en el marco de su estrategia de mercado único digital. La regulación está enfocada a la neutralidad y transparencia que debe existir en los términos y condiciones que las plataformas ofrecen a sus usuarios, pero también regula el tratamiento de datos —entre el comercio y la plataforma— y su valor comercial.

 

Sin embargo, todavía hay mucho espacio para conceptos indeterminados que generan demasiada incertidumbre en el sector privado. Por ello las propias autoridades recomiendan avanzar con cautela y la regulación ex ante es algo que se pondera con recelo. Se prefieren los sandbox, la adaptación progresiva e incluso la autorregulación.

 

Chile no debería ser un mero espectador del concierto internacional. Al igual que lo hizo en neutralidad de red, debe intentar estar en la vanguardia. Si el futuro es de las plataformas, Chile puede y debe encontrar su espacio en el mundo digital promoviendo la competencia y protegiendo al ciudadano-consumidor. Nuestras autoridades de competencia son de altísimo nivel técnico y cuentan con algunas herramientas legales similares a las que han sido utilizadas en el extranjero, como estudios de mercado y recomendaciones normativas. Pronto llegará la hora de usarlas.

 

*Actualización del autor: El 26 de julio la Comisión Australiana de la Competencia y del Consumidor publicó su reporte final de su 'Investigación sobre plataformas digitales'. Con más de 600 páginas, dentro de las 23 recomendaciones se encuentra la creación de una unidad especializada en plataformas digitales en el interior de la autoridad de competencia.

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