El arquetipo del gaucho: un espejo distante para los abogados de América Latina

El gaucho representa al hombre trabajador y del campo en la Pampa argentina / Bigstock
El gaucho representa al hombre trabajador y del campo en la Pampa argentina / Bigstock
En la evolución de la industria legal se han enfrentado dos modelos, el profesional y el de negocios
Fecha de publicación: 14/12/2018
Etiquetas: gaucho, liderazgo, firmas

“He's a real nowhere man, sitting in his nowhere land, making all his nowhere plans for nobody.” Nowhere man, The Beatles.

Una de las características más fascinantes de la evolución de la industria legal en décadas recientes ha sido el enfrentamiento entre dos modelos.

Uno es el modelo profesional, el esquema tradicional con el que se fundó nuestra profesión. Este se basa en el abogado como individuo, su obligación y sus compromisos hacia la profesión y sus clientes. El juramento que se hace al recibir el título es un síntoma de que la profesión es, sobre todo, una tarea individual que sobrepasa cualquier otra lealtad, preferencia o identidad.

El otro es el modelo de negocios, que se tornó significativo para aquellos abogados que decidieron practicar derecho con clientes corporativos. Este modelo sostiene que la práctica legal requiere una adaptación de la firma legal a las estructuras y conductas que se asemejen al mundo moderno de los negocios. Esto se debe a la complejidad del tipo de servicios requeridos por los clientes, además del tamaño que muchos bufetes necesitan para competir en esos mercados.

Esas estructuras y conductas están dirigidas a alcanzar un uso más colaborativo y eficiente de los recursos de la firma, lo cual lleva a la reducción en la autonomía y preferencias de los individuos para llegar a los niveles necesarios de coordinación conjunta y de sinergia.

Es obvio que el modelo de negocios no puede funcionar por sí solo. Es decir, tiene que interactuar con el profesional, de forma práctica y balanceada. El primero siempre tratará de ofrecer servicios legales, por lo que la existencia de expertos será un componente necesario para cualquier firma exitosa.

El choque ocurre porque para muchos abogados el modelo profesional debería permanecer intacto y sin cambios, considerando los sacrificios del modelo de negocios simplemente inaceptables. Ese choque se ha vuelto cada vez más relevante, porque los mercados se están volviendo más competitivos y los modelos de negocio románticos y puros experimentan mayor escrutinio, por su incapacidad de ofrecer las soluciones que las firmas legales necesitan para ser exitosas.

Si bien esta discusión parece motivada por razones ideológicas y/o económicas, la verdad es que hay aspectos culturales más profundos que definen nuestra identidad y valores como abogados. Es a través de esas perspectivas culturales que tendemos a darle valor a nuestras decisiones. Así que profundicemos un poco.

En mi tesis “Procesos de identificación en firmas de servicios profesionales” intenté descubrir cuáles son las principales razones por las que un profesional se identifica con la firma en la que está trabajando. Uno de los hallazgos principales de mi investigación fue que los profesionales se identifican primero con su profesión (trabajo, clientes) y solo en segundo lugar con la firma en la que trabajan. Solo cuando la firma trabaja en línea con las necesidades personales es que un profesional desarrollará apego e identidad con su firma.

A mediados de este año me pidieron comentarios sobre un excelente trabajo acerca del liderazgo y los aspectos culturales del “gaucho” (el prototipo de obrero en los viejos tiempos de la Pampa argentina) publicado por Gabriela Barrial, Oscar Muiño y Dimitrios Vonofakos y titulado "Gauchos, rebels and dictators: leadership in Argentina". Este trabajo es un análisis interesante del arquetipo del gaucho para explicar ciertas características del liderazgo y la historia de Argentina.

La naturaleza del gaucho fue bien descrita por José Hernández, que hizo un interesante análisis del arquetipo en su famoso libro “El gaucho Martín Fierro” (1872). En dicha publicación retrata a este individuo solitario y sin raíces, uno que responde solo a sus propias reglas y lealtades, pero nunca a una causa o entidad más grande:

“En ese sentido, el orgullo, la fuerza, la nobleza, la violencia, la lealtad y la insubordinación, así como la amistad y la empatía, definen al 'gaucho'”, dice el análisis de Gabriela Barrial, Oscar Muiño y Dimitrios Vonofakos

Pero aún más importante es el hecho de que el “gaucho” es conocido por su soledad y testarudez. La palabra se relaciona con la falta de origen familiar y pertenencia social. El artículo explica cómo ese arquetipo define una cultura de “inmigrantes sin raíces” en Argentina, que a su vez produce un liderazgo más definido por su estilo mesiánico y poderoso que por sus habilidades para crear un futuro colectivo y sostenido para el país. Un modelo que crea una cultura fuertemente emprendedora, con individuos poderosos y creativos, pero con severas dificultades para desarrollar proyectos de trabajo colectivo viables y sostenibles.

Si bien el artículo se enfocó en Argentina, no pude evitar buscar semejanzas entre el arquetipo del gaucho y la forma en que se entiende y practica el liderazgo en muchas firmas legales latinoamericanas. Para muchos abogados, la dificultad de encontrar verdaderas raíces en sus firmas tiende a crear un liderazgo que o bien no tiene contenido o propósito o que —hacia el otro extremo— requiere un nivel exagerado de disciplina dictatorial. Ambos extremos son peligrosos, ya que afectan negativamente al desarrollo de la firma. Crean así tensiones y frustraciones innecesarias.

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El modelo de liderazgo del gaucho parece un poco romántico, ya que se adapta bien al modelo profesional descrito arriba, más alineado con nuestras raíces profesionales e individuales. Es sorprendente descubrir cuántas firmas exitosas siguen usando este modelo, de una forma u otra.

Abogados destacados hacen esfuerzos significativos para explicar por qué esta es una solución más apropiada para su cultura y su potencial. Pero la verdad es que muchas firmas están perdiendo su fuerza y activos relevantes, debido a esta parcialidad cultural que yo llamaría “punto ciego”.

El liderazgo debería ser siempre una herramienta para alcanzar un propósito que vaya más allá de simplemente complacer las aspiraciones personales de los abogados. Como el artículo "Gauchos, rebels and dictators: leadership in Argentina" sugiere:

“Un liderazgo emprendedor dirigido por pensadores independientes y de voluntad fuerte puede ser una gran fortaleza, pero solo si esta fuerza es usada por una identidad colectiva, y un bien común que construya una sociedad fuerte y una economía sólida.”

La cita anterior no solo se aplica a las sociedades políticas sino a cualquier organización o empresa que necesite estabilidad y perpetuidad para ser exitosa. Los líderes de las firmas legales necesitan entender que el viejo modelo profesional necesita cambiar para integrar los conceptos modernos del modelo de negocios. Para que sus firmas puedan mantener el éxito para ellos mismos y las futuras generaciones.

La gente inteligente debería entender que, citando a Lennon, “nowehere man with nowhere plans for nobody” ("hombre de ningún lugar, con planes en ningún lugar para nadie") no es una forma atractiva de evolucionar y, finalmente, completar una carrera profesional exitosa. Confío en que los líderes de Latinoamérica sean capaces de eliminar sus “puntos ciegos” y se conviertan en el tipo de líderes que sus firmas necesitan.

 

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