Paramount debe demostrar que Top Gun: Maverick es una obra original

La familia busca compensación económica y que se acredite a Ehud Yonay / Paramount Pictures - Youtube
La familia busca compensación económica y que se acredite a Ehud Yonay / Paramount Pictures - Youtube
La productora estadounidense insiste en que su nuevo éxito de taquilla no tiene parecido con la fuente original, por lo que no necesitó de los derechos sobre esta.
Fecha de publicación: 30/11/2022

A mediados de noviembre, el juez Percy Anderson -del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Central de California- se negó a desestimar la demanda por derechos de autor que los herederos de Ehud Yonay, escritor del artículo de 1983 en el que se basó la película Top Gun, introdujeron contra Paramount Pictures, por considerar que su reclamo -no haber reconocido que Top Gun: Maverick también se basó en el artículo- es legítimo y que debe determinarse posteriormente si hubo o no plagio en la película más taquillera de 2022.

La demanda la hicieron en junio Shosh Yonay (viuda) y Yuval Yonay (hijo), quienes en 2018 rescindieron el contrato en el que cedieron los derechos de autor del artículo publicado en California Magazine.

En su documento alegaron que Paramount no renovó sus derechos sobre el artículo, por lo que cualquier historia basada en este luego de 2020, (al vencer el plazo por ley para la cesión de derechos de autor y luego de que los Yonay reclamaran de vuelta los derechos de publicación) es infracción a los derechos de autor de Yonay y sus herederos. La familia busca compensación económica y que se acredite, como en la primera, a Ehud Yonay como autor de la idea original.


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El juez Anderson consideró que los alegatos de los Yonay son válidos, pues señalaron suficientes similitudes entre el artículo de 1983 y la secuela de este año, a diferencia de lo que argumentó Paramount cuando pidió la desestimación de la demanda e insistió en que Top Gun: Maverick no tiene parecido alguno con la fuente original de la primera película y, por lo tanto, no necesitaba de los derechos sobre esta. Para el magistrado, el artículo y la secuela son suficientemente parecidos.

Dejando de lado el hecho de que muchos pudieran atribuir la acción legal de los Yonay a la codicia (la película recaudó hasta la fecha más de 1.500 millones de dólares), que este caso vaya a juicio implica tomar en consideración una serie de hechos relacionados que pudieran no solo complicar el desarrollo del caso en las cortes, sino también poner en tela de juicio los films que deriven de un contrato por derechos de autor, y que -además- conlleven consigo derechos sobre marcas y la propiedad intelectual relacionada con universos cinematográficos o personajes que den nacimiento a franquicias fílmicas.

En el caso de esta secuela, los demandantes -representados por Toberoff & Associates- consideran Top Gun: Maverick una obra derivada que se hizo violando los derechos de autor de Yonay, ya que se completó y estrenó luego de que vencieron los derechos de Paramount sobre el artículo en 2021, aunque inició su producción mientras el estudio aún tenía la titularidad del escrito original. Para la familia, la segunda parte de Maverick es contraria a los derechos de rescisión.

¿Qué dice la ley estadounidense?

Cuando la viuda e hijo del creador de Top Gun reclamaron de vuelta los derechos de publicación, en enero de 2020, lo hicieron amparados en la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos que, en su título 17, establece que los autores son los creadores de obras originales como las literarias, dramáticas, musicales, artísticas y algunas otras intelectuales y que la protección que les brinda la ley se extiende a todas las obras estén publicadas o no.


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La sección 106 de esta normativa reconoce al titular del derecho de autor de cada obra como el único capacitado para reproducirla, crear obras derivadas y distribuir ejemplares, bien sea mediante venta, transferencia de posesión, alquiler, arrendamiento o préstamo así como ceder estos derechos a quien escoja libremente.

Rescindir el contrato es un acto que ampara específicamente la sección 203 de esta ley que reza que en el caso de cualquier obra que no sea hecha por encargo, la concesión exclusiva o no de una licencia de derechos de autor puede terminar si así lo desea el autor o los herederos de los derechos si el autor falleció, también -y esto es importante- “la rescisión de la concesión puede efectuarse en cualquier momento durante un período de cinco años a partir del final de los treinta y cinco años a partir de la fecha de ejecución de la concesión”.

La terminación de los contratos debe hacerse como lo hicieron los Yonay ante Paramount en 2018: por escrito y anticipadamente, conforme a las cláusulas 1 y 2 de la sección 203, con copia de la notificación ante la Oficina de Derechos de Autor estadounidense.

“La rescisión de la concesión puede efectuarse a pesar de cualquier acuerdo en contrario, incluido un acuerdo para hacer un testamento o para hacer cualquier concesión futura” y luego de la rescisión “todos los derechos en virtud de este título que estaban cubiertos por las concesiones rescindidas revierten al autor, los autores y otras personas que posean intereses de rescisión”, dicta la ley. Por lo tanto, los trabajos derivados pueden hacerse bajo los términos originales del contrato, pero deben evitarse obras derivadas luego de la terminación de la subvención rescindida.

Anderson: Existen suficientes similitudes

Es en este hecho en el que se basan los herederos para su demanda. Según ellos, Paramount continuó con la película luego de haber expirado los derechos de uso, pero el estudio asegura que la segunda parte de la película del 86 no deriva del artículo y que usar la frase Top Gun y, por ende, desarrollar cualquier idea que la use es válido, ya que Top Gun es como se conoce coloquialmente a la Escuela de Armas de Caza de la Armada en San Diego, California, por lo que es factible que una historia basada en un lugar real, del que la familia Yonay no tiene el monopolio, no sea una obra derivada sino, simplemente, una coincidencia narrativa.


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Cuando Anderson negó la desestimación de la demanda explicó que su corte concluyó que había encontrado argumentos convincentes para considerar que hubo infracciones a los derechos de autor, rompimiento de contrato y desagravio declaratorio y que hay suficientes similitudes entre el artículo del israelí y la secuela.

En virtud de la sección 203, los autores de obras originales o quienes hereden sus derechos tienen derechos morales sobre estas, aparte de los derechos económicos de obras derivadas, distribución, ejecución y exhibición pública y que, cuando son sujetos a la violación de estos derechos por un tercero, pueden presentar una demanda de derechos de autor.

Nicole Haff, socia de Romano Law, escribió que es algo complicado determinar cuáles reglas actúan cuando ocurre el incumplimiento de un acuerdo de licencia que equivale a incumplimiento de contrato, a diferencia de un reclamo por infracción de derechos de autor, ya que los acuerdos de licencia permiten ciertos usos designados del material. Por esto, cuando se trata de probar que hubo infracciones al acuerdo de licencia, se debe demostrar que hubo un uso fuera del alcance de la licencia sobre un derecho exclusivo de autor, como la reproducción o distribución de una obra, tomando en cuenta elementos como los términos contractuales de licencia, si esta es exclusiva o no y si el acuerdo prevé el uso más allá de su alcance.

“La distinción entre incumplimiento de contrato e infracción de derechos de autor es importante al establecer daños y perjuicios”, destacó la abogada.

 


Asesores legales

Asesores legales de Shosh Yonay y Yuval Yonay:

  • Toberoff & Associates, P.C. (Malibú): Socio Marc Toberoff. Asociado Jaymie Parkkinen.

Alex Kozinski, abogado en libre ejercicio.

Asesores legales de Paramount Pictures Corporation:

  • O'Melveny & Myers LLP (Century City): Socios Daniel Petrocelli y Molly M. Lens.

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