El Studio Ghibli vs la IA, imitar no siempre es admirar

“La imitación es la forma más sincera de admiración que la mediocridad le puede ofrecer a la grandeza.”
“La imitación es la forma más sincera de admiración que la mediocridad le puede ofrecer a la grandeza.”
El uso de ChatGPT para crear imágenes estilo Ghibli, ¿podría tener repercusiones legales si el estudio, sus dueños o Miyazaki emprenden acciones en contra de OpenAI?
Fecha de publicación: 03/04/2025
Etiquetas: propiedad intelectual, ChatGPT, Derechos de autor, Copyright, IA generativa, inteligencia artificial, Cinematografía, Arte

La historia de la humanidad (y sobre todo la que escribimos a diario en internet) está llena de frases que nos dan ciertos contextos o argumentos para ciertos comportamientos o razonamientos, pero —y esto es importante— estas frases suelen estar incompletas, por lo tanto también descontextualizadas, pero con su uso y abuso se han convertido en mantras inescapables para muchos.

Una de las más famosas se le atribuye al genio Oscar Wilde, y es esta: “La imitación es la forma más sincera de admiración que la mediocridad le puede ofrecer a la grandeza” y que la gente suele conocer y usar hasta “admiración”, lo cual es algo lamentable porque, al tiempo que le da “permiso” a la gente a creer que imitar (al punto de plagiar descaradamente) es, simplemente, adular a quienes se admira (para no decir que es aprovecharse de la fama de otros), deja por fuera lo más importante, la crítica contenida en “que la mediocridad le puede ofrecer a la grandeza”.

Porque sí, sabemos empírica o anecdóticamente que ya todo está creado, especialmente en la música y el cine, pero aún así, hay límites: puede que en conjunto ya no se pueda crear algo absolutamente original (los géneros musicales obligan a la repetición o el sampleo, por ejemplo, mientras el cine occidental suele presentar una versión tras otra del “camino del guerrero” en sus historias y escenas que imitan cuadros clásicos), pero aún así siempre hay espacio para el respeto a los estilos de otros y, sobre todo, al no aprovechamiento muchas veces ilícitos de la propiedad intelectual o fama de otros… cosa que quienes usan la Inteligencia Artificial Generativa (IA gen) parece que aún no entienden.


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Toda esta introducción viene al caso porque el último de los “abusos” “creativos” (sí, así, con dobles comillas) de la IA gen se trasladó al arte del Studio Ghibli gracias a una cantidad exorbitante de personas que está usando ChatGPT para generar imágenes al estilo creado por Hayao Miyazaki y, otro grupo más avispado, que está ofreciendo servicios de “edición fotográfica” para lucrar con esta flagrante violación de los derechos de autor de Miyazaki, Studio Ghibli y sus dueños Tokuma Shoten y Nippon Television.

"Emprendedores" ofrecen fotos estilo Ghibli en RR. SS. - Facebook
"Emprendedores" ofrecen fotos estilo Ghibli en RR. SS. - Facebook

En resumen, la creación de imágenes con este estilo se está justificando bajo el argumento de que la IA gen “democratiza” el arte, cuando tomar un lápiz o tiza, una superficie cualquiera y empezar a dibujar es una de las cosas más democráticas que ha existido por milenios.

Interior de la cueva de Lascaux - Arte rupestre - Flickr: Bayes Ahmed.
Interior de la cueva de Lascaux - Arte rupestre - Flickr: Bayes Ahmed.

Todo esto, ¿podría tener repercusiones legales si Studio Ghibli, sus dueños o el mismo Miyazaki decidieran emprender acciones legales contra OpenAI?

Cualquier demanda por derechos de autor contra ChatGPT u OpenAI sería posible en virtud de dos leyes estadounidenses: Lanham y la de Derechos de Autor. La primera porque el uso de ChatGPT para generar imágenes imitando a Ghibli podría estar infringiendo marcas registradas y la segunda por razones obvias.

La Ley Lanham, también conocida como Ley de Marcas de 1946, es la ley federal de Estados Unidos que protege las marcas comerciales y de servicio y la competencia desleal, también protege el nombre de una empresa, su logotipo, eslogan, nombre de producto, así como la imagen comercial y las indicaciones geográficas. Tomando en cuenta que Ghibli tiene diversas marcas registradas que explota mediante sus propias tiendas en línea y licenciamiento para merchandising, tanto en Japón como fuera de este, es más que justo decir que son una marca y estilos bastante reconocidos. 

Entonces, si Ghibli decide acusar a OpenIA de facilitar la infracción de sus marcas e incurrir con su IA gen en publicidad engañosa y competencia desleal puede hacerlo gracias a este estatuto federal, ya que podría señalar ante cualquier juez que OpenAI se aprovecha de su imagen de marca registrada (y fama) para generar confusión entre los consumidores que podrían creer que la IA usada para estas imágenes tiene el aval o la licencia del estudio. Ahora, aunque Ghibli tiene la opción de demandar, expertos aseguran que sus probabilidades de ganar son bajas.


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Si el estudio de anime interpone una demanda por derechos de autor para impedir que Open AI ofrezca esta función, tendría dificultades para ganar en los tribunales, según abogados especializados en derechos de autor. Las normas sobre el uso de las películas de Studio Ghibli para entrenar los modelos de OpenAI aún no están legalmente establecidas, y las leyes de derechos de autor generalmente permiten a los artistas imitar un estilo visual, publicó Business Insider.

Entonces, ¿podría este comentario nacer del hecho de que las imágenes de Miyazaki pueden recrearse bajo la doctrina del fair use? A pesar de que el uso justo permite que los personajes de anime puedan usarse legítimamente para hacer fan art (siempre y cuando no se venda o represente un ingreso económico para el imitador), parodias, sátiras, comentarios sobre la obra, periodismo, docencia, investigación y otros fines académicos, en realidad es porque aunque las obras individuales sí están protegidas por derechos de autor (personajes, películas…), el estilo artístico no lo está, por lo tanto, la gente puede crear nuevas obras imitando diversos estilos, esto es lo que ha permitido por décadas crear nuevos personajes u obras al estilo anime. 

Dentro del Título 17, Sección 107, del Código de los Estados Unidos, el uso legítimo permite usar material protegido por derechos de autor sin obtener el permiso del titular de los derechos de autor, especialmente cuando el fair use se aplica a obras no comerciales o educativas. El uso justo se determina mediante cuatro criterios fundamentales: la naturaleza de la obra protegida; la sustancialidad de la parte utilizada de una obra protegida; su efecto en el mercado potencial o sobre el valor de la obra original y con copyright, y el uso comercial que puede tener si se trata de una reseña o una obra satírica, informativa o crítica.


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Para proceder con una demanda, Ghibli tendría que demostrar, en caso de iniciar una acción legal, que ChatGPT se entrenó con sus películas y no con fan art u otros recursos y, por ahora, darle un prompt a una IA gen para que cree imágenes estilo Miyazaki es uso justo.

Esto constituye, a la luz de la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos, un uso legítimo (y OpenIA ha señalado esto como defensa), por lo que probar alguna infracción al copyright de Ghibli sería, probablemente, una tarea muy cuesta arriba para los nipones. Hasta ahora, a pesar de que circuló una carta falsa en la que el Studio supuestamente tomaría medidas legales, lo cierto es que Ghibli no ha confirmado oficialmente si demandará o no.

De hacerlo, expertos como Robert Rosenger, socio director de Telluride Legal Strategies LLC, aseguran que como la mayoría de los tribunales aún no se han pronunciado sobre la solidez de demandas similares por derechos de autor, no está claro si prosperaría una de Ghibli y que ya que OpenAI no ha promocionado su plataforma como un lugar donde los consumidores pueden convertir sus fotos al estilo Ghibli, este hecho jugaría a favor de la tecnológica y su defensa de que no están violentando la Ley Lanham.  

Otra cuestión a revisar en una eventual demanda, como ha señalado ITS - Río (Instituto de Tecnologia e Sociedade do Rio), es que los derechos de autor no precisamente comprenden la protección del estilo o el género, pues estos históricamente se han usado como inspiración de otros creadores.

Al final del día, lo que ha sido complicado desde que surgieron las imágenes hechas por IA es lo que señala Evan Brown, socio de Neal & McDevitt, LLC, que productos como el generador de imágenes nativo de GPT-4o operan actualmente en una “zona gris legal” basada precisamente en que el estilo artístico no está protegido explícitamente por derechos de autor, lo que a simple vista significa que OpenAI no parece estar infringiendo la ley, a pesar de las sospechas de que OpenAI ha entrenado a su IA gen con las películas de Ghibli. 


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Incluso si así fuera, varios tribunales aún están decidiendo si entrenar modelos de IA con obras protegidas por derechos de autor está amparado por las protecciones del uso legítimo. Creo que esto plantea la misma pregunta que nos hemos estado haciendo durante un par de años: ¿Cuáles son las implicaciones de infringir los derechos de autor al explorar la web y copiar contenido en estas bases de datos?, dijo.

Pero las cuestiones con el uso de la última versión de ChatGPT para generar imágenes “tipo Ghibli” no se centran solo en los derechos de autor o la infracción de derechos de marca, sino también en la seguridad de los datos personales. Al menos esta es la opinión de Eduard Blasi, especialista en derecho digital y socio cofundador de Tech and Law, quien asegura que cargar las imágenes propias y familiares a una aplicación para convertirlas en imágenes de anime implica darle acceso a fotos personales e íntimas a OpenAI que, de ahora en adelante, necesitará entrenarse menos con respecto a los datos personales de los usuarios y tendrá una mayor capacidad de aprovechamiento de la data de millones de personas.

Mientras vemos cuánto tiempo pasa antes de que las ya cientos de miles (y agotadoras, al menos para esta periodista) imágenes estilo Ghibli pasen de moda, resurge la discusión filosófica y práctica de qué tan ético es “arrebatarle” a un artista, en este caso, el equipo de ilustradores de Miyazaki (acérrimo crítico de la imitación, el plagio y las obras generadas por IA), su estilo u obras y qué tan ofensivo es hacerlo mediante el uso de IA gen, aunque sólo se generen imágenes para cumplir un gusto individual. 

¿Será cierto que usar una IA gen para “crear” imágenes a semejanza de obras con derechos de autor es erosionar el trabajo de otros y “robarlos”, además de amenazar al arte auténtico? ¿O es solo, simplemente, ser injustos con los artistas al aprovecharse de la facilidad que la tecnología nos da para tener algo que no somos capaces de hacer nosotros mismos, sin esfuerzo alguno, y nada más?

Hasta ahora no hay respuestas, pero lo ocurrido con la obra de Miyazaki ejemplifica perfectamente uno de los mayores problemas relacionados con las “creaciones” de las IA gen:  nada de lo que se produce es original, sino que deriva del esfuerzo orgánico, la innovación y la creatividad desarrollada por otra persona. A día de hoy, después de todo, saber hacer un prompt no es precisamente un arte… y pensar que hace unos dos años nos convencimos de que cierta diseñadora colombiana era lo peor que le había pasado a Studio Ghibli.

Afiche de charla brindada por Geraldine Fernández, que se hizo famosa en medios colombianos por mentir sobre su participación en una película de Hayao Miyazaki - Universidad Sergio Arboleda
Afiche de charla brindada por Geraldine Fernández, que se hizo famosa en medios colombianos por mentir sobre su participación en una película de Hayao Miyazaki - Universidad Sergio Arboleda

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