Santiago Balbi fue ascendido a socio por el bufete argentino Bruchou, Fernández Madero & Lombardi en el departamento corporativo y de fusiones y adquisiciones. En esta entrevista comenta que el profesional del derecho del futuro debe tener capacidad de adaptación, flexibilidad y permeabilidad a los cambios que se producen en el entorno y agregar valor a su trabajo. Sin desconocer la importancia de la formación educativa, considera que haber ejercido en los tribunales y luego del lado privado es la inversión más valiosa de su carrera
¿Qué país de América Latina considera que muestra mayor desarrollo e innovación en el área legal?
El mundo está muy globalizado hoy en día. Incluso en varias áreas del derecho se vienen internacionalizando conceptos, mecanismos, formas y criterios, que hacen que haya una especie de derecho “contractual” a lo largo de las distintas jurisdicciones. En mi experiencia no he advertido avances materiales o ventajas muy marcadas de un sistema jurídico sobre el otro en América Latina.
¿Qué habilidades deberá cultivar un abogado para destacar en el mercado laboral del futuro?
Lo cierto es que el derecho se va aggiornando (actualizando) a las nuevas realidades que las distintas sociedades presentan, tanto desde lo humano, como desde lo técnico, social, económico o político. El futuro nos deparará nuevos y desafiantes cambios... y nuevos cambios a esos cambios. Tanto el derecho -todo- como cada abogado -en particular- deberá tener una importante capacidad de adaptación, flexibilidad y permeabilidad a esos cambios; debiendo intentar estar siempre a la vanguardia de lo que la realidad nos vaya requiriendo. Creo que aquel que se quede en tradicionalismos y resista en el pasado, va a ir quedando lentamente al margen de la escena legal.
Por otro lado, las nuevas tecnologías, incluyendo la inteligencia artificial, serán retos y desafíos claros y constantes que tendrá no solo la profesión de abogado, sino todas las profesiones que hoy conocemos (tanto las modernas, como denominadas “tradicionales”). Consecuencia de ello, y siguiendo en sintonía con la apertura y recepción al cambio referido anteriormente, el asesoramiento legal deberá ser cada vez más personalizado, más “tailor made”, justificando la necesidad de su contratación. El abogado deberá afrontar el desafío de demostrar cada vez más el valor agregado de su trabajo y asesoramiento que brindará al cliente y a cada asunto concreto, por sobre cualquier algoritmo que, a modo de ejemplo, la inteligencia artificial pueda realizar de manera sistemática.
¿Cuál ha sido la mejor inversión para su carrera profesional?
Es muy personal mi opinión y, por supuesto, la educación primaria, secundaria y terciaria son determinantes; pero me veo obligado a inclinarme por dos: (i) haber transitado las dos caras de una misma moneda, formando -primero- parte del Poder Judicial, haber conocido su “cocina”, su idiosincrasia y modus operandi; el entender cómo piensa un juez, o qué se valora a la hora de resolver un conflicto. También, habiéndome pasado al ejercicio privado de la profesión en el departamento de litigios de un estudio de primera línea en Argentina, donde pude advertir el juego de esos mismos factores, pero “del otro lado del mostrador”. Y (ii) el haberme incorporado al equipo multidisciplinario del departamento corporativo de Bruchou, un estudio que al poco tiempo de ingresar advertí la impronta de escuela que pregona. Sin duda, el criterio jurídico que te ayuda a formar “tribunales” sumado a mi incorporación a un “estudio escuela”, como lo es Bruchou, fueron decisiones determinantes en mi carrera profesional.
Mencione un caso que haya marcado su carrera profesional y por qué
Diría que dos casos de dos clientes muy distintos, en mercados que en poco -o nada- se cruzan, me marcaron de igual manera por haber sido -ambos- dos nuevos negocios creados desde cero en donde tuve la oportunidad de acompañarlos desde la primera reunión. Ver cómo una idea escrita en una hoja se convierte en compañías con valuaciones millonarias al cabo de un tiempo, habiendo podido acompañarlos en todos sus estadios de crecimiento, fueron una invaluable oportunidad de crecimiento personal y profesional.
Si no fuese abogado, ¿cuál profesión hubiese escogido y por qué?
Arquitecto. Toda mi vida, desde muy chico, dije que sería arquitecto, pero un día me encontré con el título de abogado bajo el brazo. Me sigue encantando la arquitectura y juego a ejercerla informalmente cada vez que puedo.
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