Patricio Zapata, reconocido abogado constitucionalista chileno, se incorporó a Carey el 1 de agosto como consejero sénior y líder del área de derecho público. Con una carrera de más de tres décadas en el sector público y privado, considera que el proceso constituyente que se desarrolla actualmente en el país es una oportunidad para que la sociedad aborde los problemas que afectan a sus instituciones políticas. A los abogados que se inician en la carrera y se interesan por el derecho público les recomienda leer a diario la prensa nacional e internacional. "Una comprensión cabal del Derecho Público requiere una capacidad de conectar la norma jurídica con los procesos políticos, económicos y sociales que vive un país", manifestó.
¿Cuáles son sus objetivos a corto, mediano y largo plazo en su nueva posición?
En el corto plazo, me parece que debo familiarizarme con todas las tremendas capacidades profesionales del equipo de Derecho Público tiene Carey y debo establecer rápidamente los puentes cooperativos con los equipos de las demás áreas especializadas, todo lo cual redundará en provecho de las necesidades de nuestros clientes.
En el mediano plazo debiéramos estar en condiciones de reforzar la capacidad de Carey en materia de Derecho Público, avanzando en la dirección de responder con la excelencia de siempre a los nuevos desafíos constitucionales y administrativos que está viviendo, y que vivirá en los próximos años, Chile.
En el largo plazo, quisiera pensar que puedo ayudar a que Carey siga potenciando su liderazgo a nivel global.
Si no fuese abogado, ¿cuál profesión hubiese escogido y por qué?
Siempre he tenido un enorme interés por las llamadas Ciencias Sociales y las Humanidades. Me atrae sobremanera el estudio de la filosofía, la sociología, la Ciencia Política y la historia. Cualesquiera hubiera sido el campo específico, me imagino dedicando tiempo y energía a la investigación y a la docencia universitaria.
¿Qué opina del proceso constituyente de su país y qué impacto tendrá en la industria legal?
El proceso constituyente que se desarrolla en Chile es una oportunidad para que, como sociedad, abordemos los problemas de legitimidad que afectan nuestras instituciones políticas.
Es difícil pronosticar cuáles serán los contenidos concretos de una eventual nueva Constitución, pero parece sensato pensar que dicho texto obligará a revisar la forma en que hoy funcionan algunas áreas del Derecho.
Más allá de que yo no quisiera que asistiéramos a una excesiva judicialización de los problemas y procesos, no me cabe duda de que los tribunales de justicia jugarán un papel muy central a la hora de la consolidación y aterrizaje de las definiciones del posible nuevo texto constitucional.
¿Qué recomendaciones les daría a los abogados que inician su carrera profesional y quieren dedicarse al derecho público?
Me atrevería a recomendar que se animen a proyectar sus estudios con buenos posgrados. Una comprensión cabal del Derecho Público requiere una capacidad de conectar la norma jurídica con los procesos políticos, económicos y sociales que vive un país. Aunque pueda parecer muy general, yo recomendaría una lectura diaria y a conciencia de la prensa nacional y extranjera. Recomiendo a esos abogados que, además de los principales medios escritos chilenos, tengan en su radar a medios como The Economist, The New York Times, El País y The Guardian.
¿Cuál ha sido la mejor inversión para su carrera profesional?
Aunque no lo llamaría “inversión”, estoy muy agradecido de haber estudiado Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Tuve maestros fantásticos (menciono especialmente a don Alejandro Silva Bascuñán y a don José Luis Cea).
Creo que mis estudios de posgrado en Estados Unidos (Harvard) y luego en Chile (Universidad de Chile) me entregaron herramientas muy útiles para la comprensión del fenómeno jurídico. Pienso, además, que la decisión de instalar una oficina propia y ejercer intensamente ante los tribunales entre 2017 y 2021 me ayudó a despertar mis habilidades como litigante. En todo caso, considero que todos los muchos libros jurídicos que he comprado a lo largo de mi vida han sido una gran inversión. Mi biblioteca personal es un potente arsenal de ideas.
¿Qué es lo más le gusta y lo que más le desagrada de la profesión del Derecho?
La verdad es que me encanta la profesión. Me gusta el desafío de tener que dar un consejo razonable. Me rejuvenece la adrenalina que viene con la litigación. Me gusta mucho la negociación. Disfruto preparando un escrito o un memorándum.
No hay nada de la profesión que me moleste particularmente. Esto no significa que no haya otras muchas cosas que disfrute (el cine, el fútbol, el teatro, viajar). Le agradezco a mi profesión, entre otras cosas, que me haya dado la posibilidad de tener tiempo para esos otros gustos.
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