Con casi dos décadas de experiencia, Adolfo Pinillos Córdova llega a la boutique de litigios y arbitraje Rodríguez Angobaldo como nuevo socio. Desde su nueva posición aceptó responder nuestro cuestionario LexLatin.
–¿Por qué decidió hacerse abogado?
–El derecho era muy cercano para mí. Mi padre estudio Psicología y Derecho en San Marcos, mi madre es abogada y varios de mis tíos son abogados o estudiaron Derecho. Cuando entré a la facultad, tuve que la oportunidad de tener a grandes profesores como Juan Monroy Gálvez, Jorge Avendaño V., Carlos Cárdenas Quirós y varios más, cuyo enfoque interdisciplinario de sus clases, el pensamiento crítico de su enseñanza y su forma de motivación hicieron que me apasionara por el derecho.
–¿Puede indicarnos una meta a mediano plazo?
–Por lo pronto, consolidarme en la práctica de litigios constitucionales y contenciosos administrativos en materia regulatoria y tributaria, así como ampliar mi experiencia a arbitrajes sobre contrataciones del Estado.
–¿Puede decirnos a quién admira como mentor (o un abogado que admire) y por qué?
–Hay muchísimas personas a las que tengo que agradecerle por haberme guiado tanto en lo académico, como en lo profesional. En lo procesal, le debo lo que soy a Juan Monroy Gálvez, Marco Palacios Meza, Juan Luis Avendaño, Mauricio Raffo y a la Dra. Sara Taipe. En el plano civil, a Carlos Cárdenas Quirós y a Martin Mejorada.
–¿Puede indicarnos una película o libro que recomendaría a los estudiantes de Derecho?
–El proceso de Franz Kafka. La situación que enfrenta Jossef K., de no conocer por qué se le acusa, quién lo acusa ni saber a dónde acudir, no es tan irreal para algunos.
–Si no fuese abogado, ¿cuál profesión hubiese escogido? ¿Por qué?
–Me hubiese dedicado a ser historiador, es una disciplina que despierta mucho interés en mí.
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