El abogado chileno Jaime Rosso G. pasó a formar parte del estudio local Quadrant Legal, especializado en patrimonio y tributos. Hasta este mes trabajó como asociado sénior del grupo tributario de Morales & Besa. Rosso Galeguillos asumió el cargo de of counsel de la firma, que vio nacer en 2017 y cuya trayectoria ha seguido de cerca.
Habló sobre sus expectativas respecto al nuevo cargo al responder nuestro Cuestionario LexLatin.
¿Por qué decidió hacerse abogado?
Desde la infancia, siempre admiré el valor de la justicia y cómo la labor del abogado juega un rol clave en el respeto de los derechos de quienes componemos la sociedad. Como abogado entendí que nuestro trabajo tiene un impacto directo en lo cotidiano y que, por ejemplo, desde los impuestos, que son mi especialidad, se puede contribuir a que proyectos con impacto social puedan concretarse.
¿Puede indicarnos una meta a mediano plazo?
Mi meta es ser un aporte en la generación de nuevos negocios para Quadrant Legal, de manera que, teniendo como foco la visión y valores de la firma, podamos seguir creciendo a paso firme y acorde a las proyecciones que se han trazado de manera estratégica.
En esa línea, quiero cumplir un rol que permita fortalecer el área internacional y transaccional de la firma, que se traduzca en un nivel de trabajo que haga necesario seguir sumando nuevos talentos legales y de auditoría tributaria especializada. En la búsqueda de estos objetivos, considero fundamental que dicho crecimiento sea muy meditado y estructural para así mantener el excelente nivel técnico y de seniority del potente equipo que los socios Gonzalo Rivera y Carlos Vergara han proyectado y, efectivamente, logrado construir en estos años.
¿Puede decirnos a quién admira como mentor (o un abogado que admire) y por qué?
En mi carrera he tenido la oportunidad de conocer a un gran número de abogados extremadamente talentosos y que, además, son grandes personas. Entre ellos destaco a Guillermo Morales, fundador de la firma en la que estuve los últimos cinco años, quien con su liderazgo y dedicación en cada asesoría en la que participa me mostró la importancia de nuestra profesión para el desarrollo del país. También siento profunda admiración por todas las abogadas que han logrado hacerse de un espacio en una industria predominantemente masculina, destacando a Francisca Pérez y Myriam Barahona A. Ambas jugaron un rol clave en mi formación como abogado, gracias a su tremendo manejo técnico, rigurosidad y creatividad a la hora de buscar soluciones a los distintos obstáculos que se nos presentaron trabajando juntos.
Asimismo, reconozco la visión y disciplina de Gonzalo Rivera y Carlos Vergara, quienes de manera creativa y metódica lograron concretar un sueño del que veníamos conversando hace cerca de 10 años. Ejemplos como estos, de trabajo bien hecho, sirven de incentivo para que profesionales con un espíritu emprendedor se atrevan a innovar en la manera de ejercer la profesión y busquen su propio sello.
¿Puede indicarnos una película o libro que recomendaría a los estudiantes de Derecho?
Más que un libro o una película, les recomendaría la serie de Netflix Así nos ven (When they see us) de Ava DuVernay, que grafica en cuatro capítulos cómo la falta de rigurosidad legal y el poner consideraciones no profesionales sobre la mesa -en este caso, racistas- pueden destruir una vida y una familia.
Si no fuese abogado, ¿cuál profesión hubiese escogido? ¿Por qué?
Me habría dedicado al mundo de los negocios porque el negociar es algo que siento que se me da naturalmente. La búsqueda de valor y el cómo servir de puente para que distintos actores se puedan encontrar y generar valor recíproco, es algo que estoy poniendo siempre en práctica. De todas maneras, como una cosa no quita la otra, como abogado siempre intento darle a mis encargos profesionales un enfoque de negocio y de win-win, fomentando relaciones a largo plazo.
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