Karen Incera De Bilbao: “El emprendedor venezolano es terco, no se rinde fácilmente”

Karen Incera de Bilbao cree que los emprendedores reactivarán la economía venezolana en el futuro / Pixabay
Karen Incera de Bilbao cree que los emprendedores reactivarán la economía venezolana en el futuro / Pixabay
La abogada, especializada en propiedad intelectual, ha estado muy involucrada con el sector emprendedor en Hoet Peláez Castillo & Duque
Fecha de publicación: 08/02/2019

Karen Incera de Bilbao se unió a Hoet Peláez Castillo & Duque (HPCD) hace pocos años, en 2016. Llegó con la experiencia de haber trabajado en otras firmas y como consultora independiente en asuntos de propiedad intelectual (PI) en Venezuela —de donde es natal— y Panamá, donde vivió tres años. Su experiencia internacional se enriqueció también con estudios de postgrado en Argentina.

Dice que con la propiedad intelectual se tropezó por el año 2000, tras  asistir a una audiencia en un juicio por infracciones a derechos conexos. Explica que “el fondo del asunto y su exposición fueron un flechazo para mí y fue cuando tuve claro en qué me quería especializar”.

Karen Incera de Bilbao
Karen Incera de Bilbao

—¿Qué aprendió de cada una de aquellas etapas y qué objetivos tiene de cara al futuro en HPCD?

—En Panamá tuve la oportunidad de trabajar de la mano de una estimada abogada panameña. Con ella manejé casos judiciales por infracciones marcarias y seguí prestando asesorías, tanto en Panamá como para clientes extranjeros.

Ha sido un recorrido de casi 20 años por el que he ido creciendo, tanto en lo profesional como en lo personal. Cada uno de los lugares donde trabajé fueron escuela.  Ya han pasado tres años desde que comenzara a formar parte de la familia HPCD. Ha sido una etapa para redimensionarme como profesional. He aprendido otras formas de manejo de portafolios y clientes, me he involucrado en actividades con un enfoque más gerencial, incluso especializándome en esta área. 

El futuro lo veo aquí, en HPCD y en Venezuela, preparándonos para el resurgir que cada vez está más cerca. Generando el valor agregado para diseñar y ofrecer novedosos servicios que se adapten a las realidades de la “economía naranja”, a la cuarta revolución industrial, a la era del 4.0 y todo lo que la globalización conlleva.

Hoet Peláez Castillo & Duque es una firma especializada en el área de propiedad intelectual. ¿Cuáles son las destrezas más importantes para desarrollarse en esta área de práctica?

—Creo que la principal es desarrollar —no solo en esta materia, sino en cualquier profesión— la pasión por lo que haces.  La PI tiene una particularidad fantástica, está presente en absolutamente todos los aspectos de la vida y además va de la mano de lo novedoso. Desde las invenciones, la tecnología, la inteligencia artificial, pasando por las nuevas tendencias de las marcas, hasta llegar al infinito del derecho de autor.

Otra destreza importante es tener una visión macro de las cosas y del entorno, entender que la globalización y sus realidades avanzan muchos más rápido que el derecho. Allí está el gran reto, en poder encontrar las formas que nos permitan amalgamar realidades con normas, tendencias efervescentes con un piso jurídico sólido.

Patricia Hoet Limbourg nos habló en el pasado de que las facultades de derecho no enseñan propiedad intelectual con la profundidad que deberían. Usted se ha formado en universidades de Venezuela y Argentina. ¿Qué diferencias ha observado entre un país y otro? ¿Dónde están las universidades y oportunidades que más puedan atraer a los abogados que aspiren a trabajar en PI?

—Venezuela tuvo, durante muchos años, uno de los postgrados en la materia más reconocidos de América Latina. A pesar de las intermitencias, se sigue dictando con un esfuerzo importante por parte de los especialistas destacados en el país. Lo cierto es que nunca ha existido una oferta variada para esta materia, la mayoría nos hemos especializado fuera de nuestro país. No me atrevería a decirte dónde están las universidades u oportunidades. 

Lo que sí veo indispensable es que las universidades en América Latina aumenten sus ofertas académicas, no solo para la PI sino para todas las subramas que de ella nacen por esa interconexión con todas las ciencias y las artes, sobre todo las relacionadas con nuevas tecnologías, big data e inteligencia artificial, por mencionar algunas.  

También habría que invitar a abogados jóvenes a que se atrevan a entrar en un mundo fascinante y marcado por lo que, para muchos, es un imposible de ciencia ficción pero que ya otros han creado, diseñado o inventado.

—¿Cuáles son los temas que más estudio y atención se requieren para tener éxito en esta área?

—Creo que hay que tener un conocimiento sólido sobre los fundamentos de la propiedad intelectual, porque de ahí deviene todo lo demás.  Sin embargo, tener conocimientos sobre las nuevas formas de protección es un plus muy valorado.  Lo bueno es que son tan diversas las áreas que abarca, que incluso se pueden desarrollar subespecialidades.

—Usted ha estado muy involucrada en el servicio de la firma dedicado a emprendimientos. ¿Cómo ha sido desarrollar este ámbito en medio de la crisis que atraviesa Venezuela? ¿Qué diferencia al emprendedor venezolano de otros?

—Para nadie es un secreto la importante crisis política, económica y social que atraviesa nuestro país en estos momentos.  Los que aquí seguimos debemos reinventarnos día a día para seguir adelante, incluso en los aspectos más básicos de la vida. Pero por otro lado tenemos una cultura trabajadora muy arraigada, heredada de los europeos que llegaron a principios del siglo XX.

Durante muchos años vivimos una bonanza petrolera y un bienestar económico que nos permitió abrirnos al mundo y aprender de las cosas buenas.  Creo que la mezcla de todo fue el detonante para darnos cuenta de que somos luchadores, no conformistas, muy creativos y queremos sacar a nuestro país adelante. Así, el emprendimiento encontró su caldo de cultivo.  Hay muchas ganas, muchas ideas, pero también muchas deficiencias y carencias.

Creo que la principal diferencia es que el emprendedor venezolano es terco, no se rinde fácilmente. Eso ha hecho que seamos generaciones resilientes, además de multidisciplinarias. El emprendedor venezolano es dueño del negocio, financista, gerente del proyecto, patrono y empleado, mensajero, contador, community manager, etcétera. Esto le da una visión y una vivencia holística muy ventajosa.

—¿Veremos al emprendimiento como uno de los factores que impulsen la economía venezolana y en consecuencia el sector legal a largo plazo?

—Sin duda.  Como dice un dicho muy venezolano, "en tiempos de crisis hay dos bandos, el de los que se sientan a llorar y el de los que venden los pañuelos".  Es decir, en los momentos más difíciles suelen abrirse las mejores oportunidades, solo hay que tener ojo avizor. Eso es lo que estamos haciendo. 

Es un colectivo que se está reinventando desde cero, en la mayoría de los casos con presupuestos muy limitados. Esto hace que dejen de lado algunos aspectos que para ellos en principio no son relevantes pero que, por el contrario, son indispensables para darle solidez a sus emprendimientos.

—Desde la perspectiva legal, ¿cuáles están siendo los puntos más desafiantes para asesorar a los clientes emprendedores?

—Presentarnos a ellos como aliados estratégicos necesarios y no como obstáculos en su negocio.  Puede parecer fácil, pero no lo es.  El mundo del emprendimiento tiene unas formas de moverse propias. Hay mucha solidaridad y empatía con los otros emprendedores, se confía mucho en las recomendaciones sobre experiencias transitadas y colaboradores externos que han apoyado los proyectos.

Es decir, amerita de toda una estrategia para calar y dejarles saber sobre las necesidades legales de las que no pueden o deben zafarse. Pero debes hacerlo con un lenguaje sencillo y directo, con una llegada muy millennial, sin muchos adornos ni formalismos que tanto gustan a los abogados de chaqueta y corbata. 

El desafío está en redimensionar la oferta y verla desde la misma perspectiva que tiene cada emprendedor, entender qué quiere y a dónde quiere llegar. También comprender que en muchos casos quieren respuestas inmediatas, y eso no está mal. Solo es otra forma de prestar nuestros servicios adaptados a nuevas realidades y clientes novedosos, de esa manera estarás confeccionando un traje a la medida que lo blinde para el éxito de su emprendimiento.

—Por último, ¿cuáles han sido los sectores en los que más emprendimiento ha surgido en los últimos cinco años y qué tendencias se identifican de cara al futuro? ¿Es el patrón en Venezuela similar o muy diferente al de la región?

—El movimiento emprendedor en Venezuela tiene varios años, pero sin duda el bum se ha visto en los últimos 2-3 años. La variedad es increíble y la calidad mucho más. Prácticamente todos los sectores económicos han sido tocados por el emprendimiento, incluso el ámbito tecnológico, desarrollo de programas y aplicaciones. Se están haciendo proyectos interesantísimos, de gran envergadura y con un importante impacto.

El sector gastronómico ha hecho lo suyo. Los food trucks, por mencionar algunos, están moviendo muchísima gente y pasiones. El diseño también ha sido un hit del emprendimiento venezolano. Joyas y accesorios, trajes de baños, ropa casual y de vestir, zapatos, carteras con renombre internacional... Y para cerrar, los emprendimientos sociales.  Por ahí dicen que de todo lo malo siempre se saca algo bueno. Lo cierto es que de esta horrible crisis ha florecido un don de solidaridad. No es que antes no lo tuviésemos, sino que no era tan fácil de exteriorizar. 

Es increíble ver emprendimientos que buscan el empoderamiento de los sectores más vulnerables de la sociedad. Así, vemos ejemplos súper exitosos de emprendimientos de comunidades de mujeres en las zonas cacaoteras de la costa venezolana. Hacen tabletas de chocolate con calidad de exportación, o también es destacable una comunidad de mujeres de bajo estrato social, ubicadas en las ciudades satélites de Caracas. Han aprendido costura y les han dotado de máquinas de coser. Hoy hacen peluches de telas recicladas que, a su vez, son vendidos con un propósito, ya que con la compra de cada peluche donas un plato de comida en comedores populares.

En Venezuela hay muchísimo talento. Los emprendedores son, y seguirán siendo, fundamentales para la reconstrucción del país, ubicándonos nuevamente dentro de los referentes no solo para América Latina, sino para el mundo.

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