Llevamos varios años leyendo y escuchando que es necesario un cambio de mentalidad de los socios que dirigen una firma para lograr el cambio de modelo del negocio —o por lo menos para iniciar ese proceso de cambio—.
Pero, ¿es realmente la necesidad de cambiar la mentalidad del abogado lo que frena ese cambio?
Sobre este tema es necesario traer a colación un ingrediente indispensable: la voluntad. Que exista el convencimiento de los socios de trabajar en ese cambio y, por ende, iniciar la transformación de su negocio, es imperativo.
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¿Qué frena al abogado y a los socios que dirigen las firmas? Frena, en gran medida, la zona de confort, de la cual, consideran, no se tiene necesidad de salir o introducir cambios profundos.
Hemos vivido distintas crisis y la última, la del COVID-19, es un buen ejemplo de que, a pesar de todas sus implicaciones y efectos, la inmensa mayoría de las firmas obtuvieron resultados financieros que superaron sus expectativas. Entonces la pregunta que seguramente se siguen haciendo es “¿si no está roto para qué cambiarlo?”.
Esa posición/actitud de los socios ignora lo que está sucediendo a su alrededor y principalmente los intereses de sus clientes. La tendencia de apostar por la potenciación del talento, innovación y automatización de procesos no apareció de la nada.
Sí, el COVID-19 aceleró cambios, fundamentalmente en el área tecnológica, pero fue por una necesidad de supervivencia de las firmas: mantener la comunicación en lo interno y en lo externo. Estas tendencias, sin embargo obedecen a las nuevas dinámicas de los negocios.
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Al inicio de la pandemia más de uno nos entusiasmamos al ver en la crisis un efecto positivo para el sector, un acelerador de cambios profundos. Otros fueron escépticos.
El transcurso de los últimos dos años nos ha demostrado que el COVID-19 no fue el acelerador que muchos pensamos que sería, y que los cambios en el sector no fueron realmente profundos. Con creatividad, innovación y tecnología, las firmas responderían al contexto, a las demandas actuales. Una revisión del negocio, en 180 grados, generaría un cambio de mentalidad que promovería una transformación progresiva en sus estructuras, sus procesos y políticas.
Escribir en qué se deben concentrar los proveedores de servicios legales en 2023 no viene al caso, pues definitivamente la inmensa mayoría de los socios y líderes de firmas ya lo saben.
Entender que el mercado está exigiendo que las firmas se concentren en los cambios y la transformación que se requieren en el manejo y gestión de clientes, talento y automatización, como los tres principales pilares, es una necesidad.
Los clientes trabajan en la revisión y modificación del modelo de sus departamentos legales. El talento, para ser retenido y atraído, tiene una visión diferente al negocio y, finalmente, emprender la transformación digital y la automatización de procesos implica entender los cambios a introducir en el modelo tradicional.
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Estamos hablando de la necesidad de que las firmas, a través del cambio, alcancen niveles de competitividad y posicionamiento que les permitan enfrentar la competencia que en nuestro mercado es cada día mayor.
¿2023 será el año en que la mayoría de las firmas asuman el reto? ¡Ojalá!
Fernando Peláez-Pier
CEO/Editor Gestión LexLatin
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