"El servicio legal en Brasil se concentrará en manos de unas pocas firmas"

Carlos Fernando Siqueira Castro habla de la disminución del número de firmas y profesionales en los próximos años
Carlos Fernando Siqueira Castro habla de la disminución del número de firmas y profesionales en los próximos años
Carlos Fernando Siqueira Castro, director general del bufete que lleva el nombre de su familia, habla de una disminución en el número de estudios y de profesionales y del mercado jurídico en el interior del país
Fecha de publicación: 13/08/2020

Es uno de los socios directores más jóvenes de las grandes firmas de abogados de Brasil. Carlos Fernando Siqueira Castro tiene 44 años y ha ocupado el máximo cargo de la firma en dos ocasiones: entre 2008 y 2014 y de 2016 a la fecha.

El abogado es socio y presidente del comité ejecutivo de la firma que lleva el nombre de su familia (es hijo del socio mayoritario, Carlos Roberto Siqueira Castro) y se incorporó al despacho a los 17 años, como pasante.

También trabajó como asociado internacional en Cleary Gottlieb Steen & Hamilton, en Nueva York. En entrevista con LexLatin, el abogado habló sobre el mercado legal en la pospandemia en el interior del país, los cambios en el modelo de negocios, la mayor segmentación de la carrera profesional y la tendencia a disminuir el número de firmas y de profesionales en los próximos años.

Usted es uno de los socios directores más jóvenes de las grandes firmas del país pero al mismo tiempo es uno de los que más tiempo ha estado en el cargo. ¿Cómo ve la responsabilidad del rol y de llevar el nombre de la familia?

Nuestra oficina tiene 72 años y yo llevo aquí más de 20 años. Tenemos 85 miembros y una edad media muy baja, 42 años. Trabajé con los fundadores, el Dr. Neves y el Dr. Salgado, con quienes se trabajó mi padre al inicio de su carrera profesional, aún como asociado en Río de Janeiro en 1948.

Esa historia de que hijo de tigre nace pintado no es cierta, tienes que conquistar tu espacio con mucho trabajo y dedicación porque la carga se duplica. El hecho de tener el apellido -sin duda- abre puertas, porque vienes de una familia que ya tiene una tradición y muchos conocidos en el medio, pero también genera una expectativa de que la nueva cosecha será tan buena como la anterior.

Soy abogado en las áreas de mercados de capitales y M&A, estudié mi maestría en la Universidad de Chicago, trabajé en una de las firmas de abogados estadounidenses más grandes del área en Nueva York y vine a São Paulo en 2007, cuando cambiamos nuestra sede.

Quien tiene un rol de liderazgo en una firma tiene que ejercer la postura de aprendiz eterno, estar siempre dispuesto a aprender cosas nuevas, escuchar a sus compañeros y a la comunidad. Es necesario no quedarse encerrado en la oficina, ejerciendo una autoridad artificial.

¿El hecho de que ustedes se mudaran a São Paulo indica que Río de Janeiro se quedó atrás en términos del mercado legal en Brasil?

Río de Janeiro, desde el punto de vista económico, quedó atrás. São Paulo es uno de los principales centros financieros no solo en Brasil, sino en América Latina. Es el centro de negocios de varias empresas multinacionales que tienen su sede social en São Paulo para actividades en América Latina.

Pero Río también encontró otras vocaciones: creció en el área de las telecomunicaciones, siendo la sede de tres de las cuatro principales empresas de telecomunicaciones de Brasil. Tenemos empresas radicadas en Río aunque no tienen su actividad allí, como Vale do Rio Doce y Petrobrás. En el sector petrolero, en los últimos 20 años, no diría que Río se quedó atrás. Es un estado con nichos de negocios muy definidos, mientras que São Paulo toma no solo el mercado financiero sino la gran industria.

¿Cómo fue la pandemia y el home office con 18 oficinas físicas distribuidas por Brasil?

En nuestro caso no tuvimos una pandemia, hubo 18 pandemias, porque cada estado está en una etapa de la pandemia distinta. Mientras el norte se desacelera, el sur se acelera. Algunos tribunales estatales y laborales están abiertos en ciertos estados y cerrados en otros. Para nosotros, esta migración a un modelo full home office fue una operación muy compleja, no solo por la cantidad de empleados sino también por la grandeza continental de nuestro país.

¿Qué aprendieron o están aprendiendo a diario en esta pandemia?

Hubo una aceleración de tendencias y de negocios que, en otra situación, habría tardado entre tres a cinco años en ocurrir. Aquí en la oficina tenemos un área de litigio muy fuerte, que atiende empresas con problemas legales y miles de acciones jurídicas en territorios que van desde las ciudades de Oiapoque hasta Chuí, y una procuraduría legal en la que atendemos casi 500 mil casos.

Todo eso fue cambiando con el uso de computadoras, robotización e inteligencia artificial. Hoy somos casi como un bufete de abogados unido a una empresa de tecnología para poder estar a la altura de esta logística.

Imaginábamos que en cinco años podríamos realizar prácticamente todas las audiencias virtualmente, sin necesidad de estar presentes en el interior de Rio Grande do Norte o en el interior de Santa Catarina. Pero eso se aceleró mucho en cuatro meses.

En marzo realizamos 14 audiencias virtuales a través de videoconferencias. En julio hicimos 4.000 audiencias virtuales, lo que tiene profundas implicaciones para el mercado. En muchos casos utilizábamos a un tercero en el interior de Rio Grande do Norte. Actualmente, es un abogado de São Paulo, Río de Janeiro o Paraná, por ejemplo.

¿Este nuevo modelo de negocio es compatible con las 18 oficinas?

Lo que debería suceder es una reasignación del equipo. Un abogado que trabaja en proyectos en Pernambuco no necesitará estar en Pernambuco. Ya sea que la sede se reduzca y las personas se reubiquen para trabajar en conjunto o trabajar parcialmente desde la oficina en casa, es una cuestión de evaluar cada estado y proyecto. Pero les puedo decir que no habrá cierre, todo lo contrario, facilitará la apertura de nuevas sedes.

Hablando de diversidad, muchos bufetes utilizan esto como marketing para atraer clientes que tienen una política sólida en la materia y que requieren que sus colaboradores también la tengan. La diversidad está en la base de la pirámide empresarial pero casi nunca en la cima, donde es más fácil encontrar hombres blancos heterosexuales. ¿Cómo ve este problema?

Tenemos empresas que no creen en la diversidad, que muchas veces se ven obligadas por una imposición del mercado a tener algunas prácticas y no perder relevancia. En nuestro caso, siempre hemos creído en el tema, no solo en la diversidad sino en la igualdad entre todos los seres humanos.

Brasil sigue siendo un país muy desigual y conservador. Por eso es natural que a veces la práctica se adelante al discurso. En algunas situaciones es el discurso el que está impulsando la práctica. Este tema hace 10 años era impensable en la agenda de las firmas. Hoy en Brasil es algo tratado cada vez con más naturalidad.

¿Qué cambios habrá en el mercado legal después de la pandemia? ¿Cómo será este entorno con una competencia más dura?

Las crisis depuran el mercado, pero esta vino muy fuerte, no para el derecho en sí, sino para Brasil. Lo que veo es que quien llegue al otro lado del puente, quien logre sobrevivir tendrá un horizonte, un cielo más abierto, porque se habrá quedado mucha gente en el camino.

Una gran cantidad de personas que vivieron del derecho en Brasil dejarán la actividad por falta de espacio, condiciones de inversión, además del tema de la digitalización, la virtualización del mundo legal. Esto hace que los pequeños y medianos lo resientan mucho.

Los grandes también lo sufren, pero tienen la capacidad de acomodarse y de resistir crisis porque tienen un fondo de reserva, líneas de crédito y una clientela muy fragmentada. Tenemos clientes en el despacho que están creciendo con la crisis y aumentando la cantidad de demandas. Otros necesitan ayuda legal exactamente para salir de esta dificultad, en negociaciones con bancos, monitoreando la apertura y cierre de los mercados de capitales.

Algunos clientes que siempre habían pagado a tiempo comenzaron a atrasarse. Tienes que renegociar, necesitas tener más flexibilidad, pero quitas del radar a un número cada vez mayor de competidores.

Los servicios legales en Brasil se concentrarán en manos de unas pocas grandes firmas de abogados. La crisis trae oportunidades pero, ¿cómo sobrevivir en un entorno con márgenes cada vez más pequeños y costos más altos?

Es necesario tener una escala cada vez mayor para que cuando no se pueda ganar un millón por operación con la facturación, quizás se tengan mil operaciones de mil y se pueda llegar al mismo resultado. Todo esto conspira a favor del gigantismo de las estructuras y en contra de aquellas oficinas que realmente no han logrado conformar un modelo full service. En nuestro caso, full service también incluye un componente geográfico.

¿Qué pasará con el mercado legal en el interior de Brasil?

Sabemos que la industria nacional sufre muchos cuellos de botella y deficiencias legales, temas regulatorios y una serie de cuestiones que hacen que el país, desde el punto de vista de la competitividad internacional, no esté bien posicionado.

Pero tenemos algunas cosas que nadie nos quitará como los sectores de energía, petróleo y gas. Brasil es el Medio Oriente de América del Sur, una fuente de riqueza y una gran oportunidad. Somos uno de los principales graneros, contamos con una de las áreas productivas más grandes del mundo. Y disponemos de energías renovables muy diversas.

El mercado legal brinda servicios a estas industrias. Hoy tienes que saber elegir el nicho de tu negocio, a quién quieres atender y cuáles son los negocios contracíclicos.

Imagínese, por ejemplo, una boutique en este momento, una pequeña oficina que apuesta exclusivamente por empresas del sector inmobiliario u hotelero o en el área de restaurantes. Esta firma se encontrará en una dificultad muy grande porque atraviesa los mismos ciclos que las empresas de los segmentos a los que está vinculada.

¿Qué aporta Carlos Fernando Siqueira Castro al mercado legal brasileño?

Yo dedico mi vida a esta oficina, tengo más que una profesión, una misión de vida en ella y quiero poder dejar un legado de seriedad, un trabajo bien hecho, honestidad y que la oficina pueda sobrevivir a mí y a mi padre. Que dejemos un legado de personas que trabajan por Brasil, que luchan en tiempos difíciles y en momentos de mayor calma.

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