Sin intención de aleccionar al sector legal sobre el uso del concepto ‘tech’, es vital preguntarse desde la firma o el departamento legal que cada uno integra, ¿qué tan decididamente se atiende a la innovación tecnológica en la gestión del servicio legal? O bien ¿Qué tanto se asume el cambio como aliado en su visión de futuro?
En una entrevista previa con LexLatin, Agustín Velázquez Garcia-López contó con detalles la iniciativa de AVA Firm, despacho que fundó y que lidera, de crear un ecosistema digital de soluciones. En esta ocasión, junto a Pedro Rodríguez Reynaga, especialista en comunicación y mercadotecnia y socio de la firma, desarrollan paso a paso el valor del enfoque del lawtech y cómo se incorpora en el sector antes de que parte de este sucumba ante la revolución del conocimiento y la innovación.
El sabor a futuro que siguen imprimiendo estos términos dependen, como acertadamente describió Joanna Goodman, periodista especializada en tecnología de la información y columnista de The Guardian y The Times, del uso que el tomador de decisiones les dé.
¿Qué es el lawtech?
"El lawtech, a diferencia del legaltech, no tiene el objetivo de optimizar las tareas propias del ámbito jurídico, sino de reemplazar el método del servicio legal tradicional y apuntar a mejoras en forma, costo y entrega de la operación de los servicios legales al usuario", refiere Agustín Velázquez Garcia-López.
El abogado refiere que en la firma ya cuentan con un market place y un desarrollo a nivel de inteligencia artificial disponible en Google Place para Android. El proceso de autorización para IOS está en marcha. "El algoritmo está planteado para que sepa de derecho y que, en su desarrollo, exponencialmente entienda y atienda otros temas. Y allí es donde viene lo disruptivo", menciona. Todo el ecosistema de Ava utiliza la palabra ‘beyond’, como queriendo impulsarse hacia el futuro sin dejar la perspectiva de construirlo en el presente.
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¿Cuáles son los highlights en el debate de lawtech vs. legaltech? ¿Está preparado el sector legal latinoamericano para asumir el enfoque lawtech?
Agustín Velázquez: Son pocos los jugadores que toman la responsabilidad, invierten y apuestan en este nuevo nicho, tal y como lo hacemos en AVA Firm, desde donde impulsamos un fondo de inversión para Iberoamérica, que se enfoca en empresas con base tecnológica disruptiva en el sector legal y de justicia.
Respecto de Latinoamérica e Iberoamérica, vemos crucial que despierten. Por lo pronto, las generaciones de los managing partners, sénior associates y sénior partners no están invirtiendo en esto. Algo que nosotros, desde AVA, empezamos hace ocho a nueve años con una inversión que hasta el momento se acerca a los tres millones de dólares.
Entonces, como sector, a nivel regional no estamos preparados. Seguimos con el famoso sistema Cravath, que funciona en pirámide, con socios, asociados o socios júnior. Donde un cliente solicita apoyo en un contrato, este se prepara entre varios socios, uno aborda el tema de distribución, otro ve el tema financiero del contrato. Le piden apoyo a algunos asociados para que redacten las cláusulas y así, en una semana, se tiene un súper contrato que cuesta veinticinco mil, cincuenta o cien mil dólares. Así es cómo funciona el día de hoy. Muchas veces los abogados ya contamos con ese contrato en nuestras computadoras, al final del camino se lo enviaremos a nuevos clientes a quiénes les cobraremos diez mil o quince mil dólares más.
Se trata de replantearnos cómo nos adaptamos al cambio e invertimos en él, no solo para preservar a los clientes, sino captar nuevos a través de un servicio más accesible y democrático. Esto contribuirá con la supervivencia de las firmas, al facilitar un retorno que permite trabajar en estrategia, revisar nuevas prácticas, repensar la conformación de la firma de la mano con las tendencias.
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¿Qué oportunidades de retorno ha identificado la firma para aplicar este enfoque?
Pedro Rodríguez Reynaga: Partimos por aceptar que el modelo Cravath, ahora en evolución, nos está llevando al mundo del lawtech. Este enfoque, por naturaleza, es disruptivo. A su vez se está trabajando de la mano con la economía, que ha pasado de la época industrial a la del conocimiento. Desde allí, la oportunidad de retorno proviene de articular un camino con visión. Apostar por la orientación de la economía que pone en el centro los valores intangibles de las compañías, como la creatividad, la creación, es decir, tu propiedad intelectual. Desde allí, nosotros ofrecemos un servicio como TMKonnect, solución con la que promovemos la búsqueda, solicitud y renovación de marca en 67 países.
Ofrecemos esto para que ya no haya pretexto de que un creador no puede registrar su marca o, por lo menos, solicitar una búsqueda para ver si es válida o pertinente en el mundo por un tema de costo. Esa es la mirada aplicada del lawtech, en términos estratégicos. En términos de rentabilidad, hemos proyectado para la solución de TMK, por la búsqueda, solicitud y renovación de marca, una facturación que se acerca a los 172 millones de dólares anuales a partir del 2025.
Agustín Velázquez Garcia-López: A eso debemos sumar a BETER, con la que proyectamos una facturación aproximada de 200 millones de dólares, para luego de ello generar otros proyectos que facturen otros montos y todo ello va sumando. Y así las firmas que deseen integrar el fondo que hemos desarrollado puedan, como AVA, atender los clientes y asuntos que quieran. Ya no bajo la lógica y la presión de ver cómo aumentar la productividad de la prestación de servicios sino enfocados en cobrar lo que muestro que valgo como firma.
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Desde su experiencia como fundadores del ecosistema digital de AVA, ¿qué industria o industrias demandan con más énfasis esta transformación del sector legal?
Agustín Velázquez Garcia-López: En la práctica, aunque no se diseñó solo para las pymes, nuestro ecosistema digital las está atendiendo al adaptarse a ellas y a sus necesidades. Y hablamos de pymes que van de dos a tres empleados o casi unipersonales, a pymes que pueden tener 500 a 700 empleados, o sea empresas ya medianas. En términos de industria, pueden utilizar nuestras soluciones desde una telecom a una franquicia que vende tacos.
Pedro Rodríguez Reynaga: Agregaría a todo ello, considerando esta apertura a diversas industrias, la flexibilidad ganada con el enfoque de costumer centricity que tiene que ver con compartir conocimiento y tiempo. Y, de hecho, el lawtech está centrado en el usuario final o consumidor, es decir, en ofrecer soluciones que contribuyan a que la empresa pueda ahorrar dinero, tiempo y, luego de ello, reubicar al equipo con el que cuenta en otros puestos que beneficien más a la empresa y le generen mayor valor.
En realidad no se trata de atender o satisfacer necesidades por nichos, sino de crear, como menciona Agustín, un océano azul. Un espacio que sea democrático, participativo y abierto, lo que beneficia a una amplia y gran gama de industrias.
¿Qué recomendaciones deben seguir las firmas o los departamentos legales que deseen adoptar el enfoque lawtech?
Agustín Velázquez Garcia-López: Mi recomendación inmediata es: abre tu propia área interna, contrata desarrolladores y ten tu research development propia. Solo así, cuando los propios abogados busquen soluciones para sus clientes se dará el propio avance en lawtech. Lo segundo que recomiendo es que se unan al fondo que estamos creando, que nos busquen porque ya llevamos un camino avanzado. Entonces lo que queremos hacer es un círculo virtuoso donde vengan abogados jóvenes, innovadores, con nuevas ideas y soluciones, pero a quienes tal vez les falta capital o tiempo para lograr su propio avance.
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Las reflexiones de Velázquez y Rodríguez no dejan de insistir en un área abordada insistentemente cuando hablamos de innovación: la cultura de la firma. Esa expectativa que espera un cambio a tal magnitud del sector legal latinoamericano, al punto de encontrar la voluntad de crear un área y puesto decisor tan clave como la del Chief Technology Officer. Un rol de liderazgo que tangibiliza el compromiso con el lawtech. Para que esta evolución se concrete, toca impulsarse desde la disrupción para empezar a ver el futuro cercano con ojos de presente.
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