Cuando Rodrigo Moncho estaba culminando su LL.M. en la Universidad de Nueva York, notó que ciertas firmas extranjeras se estaban enfocando en desarrollar emprendimientos tecnológicos para abarcar un mercado más amplio. De esta inquietud surgieron conversaciones con Pedro Ignacio Sosa, entonces su jefe y ahora su socio en la firma venezolana ARAQUEREYNA.
Allí comenzaron a explorar la posibilidad de desarrollar un emprendimiento que permitiera la masificación de los servicios legales a una clientela que existe, pero a la que las firmas normalmente no tienen acceso.
Hoy, dos años después, nace Widú Legal, un portal a través del cual se podrá autogestionar documentos legales, sin la necesidad de acudir a la oficina de un abogado.
Tomando como ejemplo iniciativas de firmas como Allen & Overy y Deloitte, Widú —impulsado por el talento de los abogados de ARAQUEREYNA— permite al usuario crear su propio documento legal, siguiendo unos sencillos pasos y rellenando campos de información personal. El documento incluye un visado electrónico y, al imprimirlo, se incluyen instrucciones para presentarlo en notaría.
"No vamos a dejar que nos pase lo mismo que a Kodak con la llegada de las cámaras digitales, a los taxistas con Uber y a los hoteles con Airbnb", afirma Moncho, mientras la sala de reuniones se va llenando de socios orgullosos de su nuevo emprendimiento. Añade que "nosotros queremos ser parte de la disrupción".
Surge entonces la pregunta obligada: ¿Acabará la tecnología con las firmas de abogados? Se escucha un rotundo "no" en la sala.
"Las firmas van a seguir siendo igual de relevantes, quizás con algunas variaciones en cuanto al tipo de trabajo y la forma de trabajar con el cliente. Con Widú estamos hablando de la democratización de los servicios legales -sin que suene a propaganda política-, que no es más que acercarle este tipo de servicios a la gente, a través de una plataforma fácil de usar con tarifas razonables. Es llegar a aquella persona que no tiene recursos para pagar un abogado y que necesita un poder o, incluso, al joven emprendedor que necesita un documento constitutivo para formalizar su negocio", explica Sosa.
"Esta solución es para un público que está desatendido", completa Carolina Cano, haciendo notar la sincronía entre los socios, "una clientela subestimada que es muy valiosa y que afortunadamente podemos atender a través de estas soluciones tecnológicas. Pero el rocket science seguirá quedando para las firmas de abogados, así como las soluciones pensadas 'fuera de la caja'. Ese sigue siendo un trabajo que las computadoras no pueden hacer".
Sosa aclara que si bien Widú es un emprendimiento de los socios de ARAQUEREYNA, no es un negocio de la firma. Se trata de una organización separada con metas y objetivos distintos y el ojo puesto en el mercado internacional. "Si hay un lugar donde vale la pena emprender y experimentar en estos momentos es Venezuela".
Para el futuro, los emprendedores de Widú Legal esperan poder abrirse a clientes corporativos a los que puedan ofrecer soluciones tecnológicas hechas a la medida para resolver problemas legales de poca complejidad y mucho volumen, que suelen ser muy onerosos para las compañías.
"El cliente necesita opciones" cierra Manuel Reyna, "y esas opciones las tenemos a mano gracias a que nos hemos nutrido de gente que sabe de tecnología y de desarrollo de negocios. Hay que mantener la mente abierta y convencerse de que nada es imposible".
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