Luis Vinatea Recoba y Alberto Delgado Venegas: “Nos gustaría dejar una firma institucional y adaptable”

Luis Vinatea Recoba y Alberto Delgado Venegas (izquierda y derecha respectivamente) dirigen Miranda & Amado Abogados
Luis Vinatea Recoba y Alberto Delgado Venegas (izquierda y derecha respectivamente) dirigen Miranda & Amado Abogados
Miranda & Amado Abogados está dirigida por dos socios para que la administración permita relevos en la gestión. Nos lo cuentan en nuestra serie de entrevistas a socios directores
Fecha de publicación: 15/11/2018
Etiquetas: serie mp

Luis Vinatea Recoba (Luis V.R.) y Alberto Delgado Venegas (Alberto D.V.) conciben su labor como socios administradores de Miranda & Amado Abogados como algo que no debe perturbar su papel como abogados. Hablan de cómo más allá de las habilidades blandas que se aprenden en la firma y de la necesidad de trabajar el discurso, el liderazgo nace de la función como abogado.

— ¿Qué legado les gustaría dejar como socios directores?

— Luis V.R. y Alberto D.V.: Nos gustaría dejar una firma que esté no solamente consolidada en lo institucional, sino una firma también adaptable. Queremos que en el futuro próximo tenga no solamente lo que se ha construido en estos 20 años de tradición, sino que se incorpore lo que van trayendo los socios de ahora y los que vendrán. Esa es la firma que ya tenemos hoy en realidad, tiene el sello de todo lo que la conforma. Queremos, en definitiva, un estudio capaz de incorporar el aporte de quienes lo conforman. Eso es fundamental.

— ¿Qué es lo mejor y lo peor de ostentar el cargo de socio director en un despacho legal?

— Luis V.R. y Alberto D.V.: Lo mejor es que nos permite profundizar en algunos temas en los que, creemos, nuestra firma destaca. Algunos ejemplos son la igualdad de oportunidades y la horizontalidad en el trato, que nos permiten respetar ese estilo y, en cierta medida, profundizarlo.

Lo peor es, quizás, el tiempo. Nosotros tenemos, en cierto modo, la idea de que los socios directores han de mantener su práctica profesional. No queremos dejar de ser abogados, por lo que combinamos estos roles que a veces son difíciles de compatibilizar.

— ¿Es por ello que son dos socios directores en lugar de uno solo?

— Alberto D.V.: Sí, claro. Esa es la razón, para que podamos hacer relevos. Tratar de seguir ejerciendo en nuestra práctica nos permite más flexibilidad.

Alberto Delgado Venegas
Alberto Delgado Venegas

— ¿Qué requisitos les parecen indispensables para dirigir una firma?

— Luis V.R.: Yo creo que han de darse dos condiciones para eso y que probablemente son las que reflejan los perfiles que hoy día están dirigiendo los estudios.

La primera es tener un desempeño profesional, de manera que los demás socios identifiquen al socio director como un abogado. Puede parecer obvio mi énfasis en esto, pero creemos que gran parte del liderazgo surge precisamente de la función de abogado.

Lo segundo es tener aptitudes para gestionar el estudio. No quiero decir que las personas tengan que estar capacitadas en gestión, sino dedicar tiempo a la organización. Pensar en el grupo, ver los potenciales que se pueden desarrollar y buscar una tendencia a involucrarse con lo que ocurre dentro de la organización. En un estudio como el nuestro, donde hay más de 280 personas trabajando, hay que tener mucha disposición para involucrarse no solo con los asuntos profesionales, sino con lo que afecta a toda la organización. La actual conformación de la firma lleva precisamente eso. Los socios directores —desde el 2010— no son los socios que han fundado el estudio, son socios que comparten la doble función de abogado y gestor.

— ¿Qué tan formadas están llegando las nuevas generaciones desde las universidades peruanas en cuanto a atención al cliente? ¿Ha cambiado la metodología en las facultades para hacer frente a la nueva realidad del mercado global?

— Alberto D.V.: Sí, hay facultades que se preocupan un poco más por las habilidades blandas. He notado que en algunas universidades se están haciendo presentaciones de marca personal. Tuve recientemente la oportunidad de hablar con alumnos de derecho. Hablaban de forma articulada, se notaba que habían sido más preparados para ello. Sin embargo, en lo que a atención al cliente se refiere yo creo que todavía no se hace mucho. Las universidades están centradas en lo académico, por lo que la atención al cliente en el Perú se aprende en la práctica.

— Luis V.R.: Efectivamente, las universidades tienen un toque todavía un poco tradicional, están muy enfocadas en lo jurídico. Pero dependiendo del perfil que tenga una firma de abogados, probablemente esas aptitudes para atender a un cliente son entendidas, comprendidas y aprendidas dentro del propio estudio. Es algo que forma parte del servicio que se presta, tiene que ser un conjunto de características que no es necesariamente compartido por otras organizaciones. En nuestra firma buena parte del proceso de capacitación —sobre todo a partir del cuarto y quinto año de ejercicio como asociados— está enfocado en estas habilidades blandas.

Luis Vinatea Recoba
Luis Vinatea Recoba

— ¿Qué opinan de los procesos de institucionalización en numerosas firmas latinoamericanas? ¿Cómo será la firma de abogados del futuro?

— Luis V.R.: En los últimos años se ha presentado un proceso bien interesante en Perú, por lo menos. Aquí el proceso de institucionalización ha venido un poquito después e incluso en paralelo al proceso de profesionalización, que son dos cosas distintas. Los abogados estamos capacitados para solucionar problemas legales, pero no necesariamente para gestionar. En Miranda & Amado optamos, desde el año 2006 aproximadamente, por profesionalizar la organización, incorporando gente capacitada para gestionar adecuadamente. Los asuntos de institucionalización pasan por organizar al propio grupo de abogados, prepararlo para que tenga continuidad y que el estudio sea sostenible en el tiempo. Firmas consultoras extranjeras nos ayudaron en eso.

Ahora tenemos un sistema de gobierno muy distinto. Todo esto ayuda a que la organización esté preparada para proveer planes de carrera, para prever los procesos de incorporación y, finalmente, los procesos de sucesión. Todavía no tenemos socios en edad de retirarse, pero llegará en algún momento y hay que estar preparado para eso.

— Alberto D.V.: Estamos monitoreando, implementando y probando distintas cosas. Sabemos que la firma de abogados del futuro en la parte operativa va a utilizar inteligencia artificial. Tenemos un centro de documentación que hace que todo sea digitalizado, por ejemplo. Sí estamos muy interesados en mantenernos al día en esos temas a través de nuestra alianza con Affinitas.

— En lo que a tecnología se refiere, ¿se están actualizando a tiempo las firmas latinoamericanas para competir con las internacionales?

— Luis V.R.: Yo creo que sí. Por ejemplo, nosotros en el 2007 comenzamos un proceso de inversión en gestión de conocimientos. No digo que seamos unos adelantados, pero en ese momento juzgamos que era importante. Ese mismo grupo comenzó hace cinco años a trabajar en su proceso de transformación digital. Firmas como la nuestra —que están muy especializadas— dependen de esto, porque van a tener que enfrentarse a organizaciones que han invertido en recursos de manera más global. Es cierto que ese proceso está muy desarrollado y va a seguir evolucionando. Por el contrario, tenemos un conocimiento local que todavía nos permite hacer frente a eso. Aún estamos a tiempo.

— Si bien la presencia de la mujer en el ejercicio de la abogacía en América Latina es significativamente alta, su posicionamiento como socia y en cargos directivos en las firmas latinoamericanas es muy bajo. ¿Cuál es la situación en su firma? ¿Qué políticas han implementado para paliar las brechas de género?

— Luis V.R. y Alberto D.V.: Nosotros tenemos 6 socias de 27 que somos, estamos por encima del promedio latinoamericano. En cuanto a asociados y asociadas estamos en 50/50. Nuestra brecha es prácticamente inexistente, es ligeramente superior de forma favorable a las mujeres.

Sabemos que hay todavía muchas cosas por hacer, porque en la punta de la pirámide no tenemos esa paridad de 50/50. Creemos que se podrá ir dando de forma natural, a la vez que se pueden ir tomando una serie de acciones. En el ADN de los socios está dar las mismas oportunidades a todas las personas. El estudio siempre ha estado basado en eso y en la meritocracia.

En cuanto a políticas, sí nos hemos preocupado por implementarlas y por difundirlas. Tenemos un Comité de Gestión Humana, Diversidad y Ética que se dedica a esto.

— Si pudiesen volver atrás en el tiempo, ¿cambiarían alguna de las decisiones que han tomado en su trayectoria como socios directores?

— Luis V.R.: Yo creo que no cambiaría ninguna. Estoy vinculado a la dirección desde hace 16 años y desde el primer día sentí que esta responsabilidad era un gran proceso de aprendizaje. Lo era, en primer lugar, por tener los socios que tengo. Tengo un equipo muy competente, aprendo de ellos muchísimo. Es muy importante fomentar el diálogo, porque es lo que permite tomar decisiones. Me imagino que en todos estos años me tengo que haber equivocado en algo. Quizás, en alguna ocasión, debería haber dejado un poco de lado mi práctica profesional para centrarme en la parte de gestión. He tenido, sin embargo, una carrera tan dilatada que he tenido tiempo de retomar eso.

— Alberto D.V.: En mi caso, este es solo mi segundo año como socio director. Al igual que Luis, supongo que me habré equivocado en cosas, pero no tengo toda esa perspectiva y distancia para pensar bien en lo que cambiaría si volviese atrás.

 

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