Este domingo se celebraron las elecciones legislativas y municipales en El Salvador, y como se preveía en las encuestas, los candidatos partidarios del presidente Nayib Bukele resultaron ganadores. Organizaciones civiles y académicas temen, por las conductas del joven mandatario, que esta concentración de Poder sea un contundente golpe para el Estado de derecho del país.
“Es manifiesta la decisión del presidente de reformar la Constitución”, comenta Herman Duarte, director de Simple Legal Consulting. Duarte recientemente publicó un estudio sobre las prácticas implementadas por el presidente para construir una imagen determinada sobre su figura y la de su gabinete basada en nociones que considera falaces.
Desinformación como estrategia popular
En 2019, explica Duarte, Bukele nombró como “Ad honorem” a gran parte de su gabinete. Gracias a investigaciones periodísticas posteriores se dio a conocer que la gran mayoría de ellos tenía dobles cargos en el Gobierno y sus sueldos superaban lo establecido en la ley.
La falsedad del “ad honorem” quedó del todo expuesta cuando, luego de que el presidente anunciara que podría negarse a transferir fondos para pagar sueldos, instantáneamente, vía Twitter, diversos ministros “donaron su salario”. Uno de ellos fue Conan Castro, quien concedió una entrevista en televisión y el presentador aprovechó la oportunidad para cuestionarlo. Él terminó por confesar lo que antes se había revelado: tenía dos cargos, uno de ellos como “asesor jurídico” de la Presidencia.
“La desinformación se ha utilizado en este Gobierno de forma deliberada”, comenta Duarte. “El objetivo detrás de los nombramientos por honor era crear una imagen admirable de los funcionarios públicos, una herramienta útil en el asedio a las paredes que sostienen el Estado de derecho. Lo que se ha buscado asentar es la premisa de que ‘lo que no viene del Ejecutivo es una amenaza’”.
De acuerdo con el director de Simple Legal Consulting, para la concentración del Poder ha sido importante dejar claro que la oposición política es una amenaza. Y esa oposición se refiere también a los contrapesos del Estado, como las decisiones de la Corte Suprema, de la Asamblea Legislativa.
Ejemplo de esto es la negativa de Nayib Bukele a respetar las sentencias de la Corte sobre la inconstitucionalidad de las medidas de cuarentena obligatoria. Además de haber autorizado a “doblar muñecas” a quienes desobedecían sus decretos, los internaba en “centros de cuarentena”.
“Se suponía que eran 7 días de guardar cuarentena en los centros, pero había gente que permanecía en ellos hasta por 50 días, aún con tres pruebas negativas seguían ahí”.
En todo este tiempo, tanto el Legislativo como el Poder Judicial habían intentado con ahínco fungir como un contrapeso para las decisiones presidenciales. Ahora la situación es distinta. En cuanto al proyecto de reforma constitucional del presidente, se sabe que buscará “cambios estructurales”, sobre cómo se “constituye” el Estado. Medios locales especulan la reducción en el tiempo para permitir su reelección.
"Agnotología y Pandemia: Un caso de estudio sobre prácticas agnotológicas en respuesta al COVID 19 por el Gobierno de El Salvador", la investigación de Herman Duarte, está disponible aquí.
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