Taylor’s Version: El impacto de las regrabaciones de canciones de artistas en el mercado musical

Las regrabaciones pueden justificarse por necesidades artísticas y razones legales y económicas / Ronald Woan - Flickr
Las regrabaciones pueden justificarse por necesidades artísticas y razones legales y económicas / Ronald Woan - Flickr
Para impedir que otros cantantes se aventuren a regrabar, las discográficas han tomado medidas para revisar los nuevos contratos.
Fecha de publicación: 31/01/2024

Taylor Swift, compositora y cantante estadounidense, fue la estrella musical de 2023 por varios motivos: por ejemplo, mucho se habló de su gira mundial The Eras' Tour, debido a las dificultades reportadas por los fanáticos para adquirir entradas para el espectáculo y su impacto económico en las ciudades que visitó, estimándose en la gira más exitosa de la historia.

Aunque para el mercado musical lo que llamó la atención fue el lanzamiento de canciones que son regrabaciones de sus viejos álbumes, bautizadas como Taylor’s Version.

Con el apoyo de sus fanáticos, Taylor Swift ya ha relanzado cuatro álbumes Fearless, Red, Speak Now y 1989, y tiene la intención de volver a grabar sus álbumes restantes, producidos cuando la artista estaba vinculada contractualmente con su antiguo sello discográfico.

De forma simplificada, una regrabación consiste en una nueva fijación de la interpretación de una obra musical. Estas suelen producirse años después del lanzamiento de las grabaciones originales y pueden ser reinterpretaciones realizadas, previamente, por el propio artista (por ejemplo, en situaciones en las que el artista decide volver a grabar sus pistas para crear un álbum de colección de sus canciones) o reinterpretaciones realizadas previamente en la voz de otros intérpretes (por ejemplo, en situaciones en las que decide volver a grabar temas que ya han sido grabados por otros artistas).


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Las regrabaciones requieren mucho tiempo y dinero para permitir la producción de obras antiguas y pueden justificarse por razones tan diversas, como necesidades artísticas (en los casos en que el artista no quedó satisfecho con su interpretación en la grabación original), así como por razones legales y económicas (en situaciones en las que exista una disputa sobre la propiedad de la grabación). 

Sobre este último punto, cabe una pequeña explicación sobre la dinámica del mercado fonográfico y, en consecuencia, sobre la propiedad de las grabaciones musicales.

En situaciones en las que los intérpretes firman contratos con compañías discográficas para financiar la producción, distribución y promoción de su música, el resultado de la grabación, legalmente llamado “fonograma”, suele ser propiedad de la compañía discográfica. Además, al firmar estos contratos los artistas suelen ceder sus derechos sobre las interpretaciones de las grabaciones originales a la compañía discográfica a cambio de apoyo financiero en la producción, distribución y promoción de sus álbumes. 


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Si la compañía discográfica posee todos los derechos sobre la grabación original, generalmente tiene el poder de otorgar licencias a terceros para usar dichas grabaciones, recibiendo ingresos de estas licencias. En estas circunstancias, los artistas intérpretes o ejecutantes reciben un porcentaje de las regalías generadas por el uso de las grabaciones en las que actuaron. Este acuerdo contractual representa el acuerdo más tradicional en el mercado de la música.

Pero después de todo, ¿por qué Taylor Swift volvió a grabar sus álbumes? En 2019, el antiguo sello discográfico de Taylor Swift (Big Machine Label Group) fue adquirido por el infame empresario Scooter Braun, quien pasó a ser propietario de los fonogramas, videofonogramas y obras musicales que eran propiedad de Big Machine Label Group, incluidos seis álbumes grabados por Taylor Swift. 

Esta transacción hizo imposible que la compositora y cantante obtuviera la propiedad de los derechos de sus álbumes anteriores. Así, con el apoyo incondicional de sus seguidores, anunció que volvería a grabar sus primeros álbumes para poseer plenamente los derechos de las nuevas grabaciones y tener la libertad de negociar estos derechos de la forma que más le convenga. 


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Confiando en su audiencia altamente leal y utilizando refinadas estrategias de mercadeo (que incluyen el lanzamiento de nuevas pistas junto con álbumes regrabados), Taylor Swift alentó a sus fans a abandonar el material grabado originalmente, lo que en consecuencia provocó una disminución en el valor de dichas grabaciones originales.

Para impedir que otros cantantes se aventuren a producir sus regrabaciones, las mayores discográficas del mercado fonográfico han tomado medidas para revisar los nuevos contratos que se firmarán con los artistas, con el fin de prohibirles a los artistas regrabar sus temas y álbumes por 10, 15 o incluso 30 años después de la finalización del contrato con la discográfica. 

Las discográficas justifican que propusieron estos cambios contractuales antes de que surgiera el fenómeno de las regrabaciones de Taylor Swift y, muchas veces, para responder a la reivindicación de los artistas. Así que propusieron cambios en el reparto de los derechos de autor y, a cambio, establecieron restricciones más estrictas a las regrabaciones, limitándolas por años tras la finalización de la relación contractual.

Esta transformación en las negociaciones contractuales refleja la dinámica cambiante de la relación entre artistas y sellos discográficos, en la que el equilibrio de poder se reevalúa constantemente. En este escenario, las regrabaciones de temas y álbumes, lideradas por grandes y reconocidos intérpretes como Taylor Swift, reflejan la búsqueda de una mayor autonomía artística y control sobre las grabaciones originales, en las que tendrán el poder de redefinir la relación entre artistas y discográficas y provocar un cambio radical en la dinámica del mercado musical.

*Lisa Worcman y Maíra Scala son socia y abogada de Mattos Filho Advogados, respectivamente.

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