AMLO y la reforma energética (II): Industria eléctrica

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Fecha de publicación: 20/08/2018

La industria eléctrica, uno de los tres pilares de la reforma energética, se ha desarrollado con mayor dinamismo que los hidrocarburos y los petrolíferos, aun cuando estos atraen mayor atención pública. La reforma eléctrica derivó en la apertura de la generación y comercialización de energía, la creación del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), el fomento a las energías limpias y la necesaria transición de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para ser una empresa productiva. Resulta natural que la amenaza -real o virtual- de revertir cualquiera de estos avances por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) genere incertidumbre.

Estatus de la industria eléctrica

México cuenta con un mercado abierto de compraventa de energía materializado por el recién activado MEM, que ha implicado un importante incremento del parque de generación convencional a través de la inversión privada y un interés por la interacción en la compraventa de energía por parte de los grandes consumidores. Esto, se ha visto traducido en el campo de las energías renovables como consecuencia de la obligación de consumo de energías limpias: el sector privado ha desarrollado proyectos eólicos, fotovoltaicos, geotérmicos y de cogeneración para satisfacer la creciente demanda del sector consumidor industrial.

Adicionalmente, la CFE compite con empresas generadoras y comercializadoras, así como con suministradores de servicios calificados en el mercado eléctrico y se ha convertido en el principal comprador de energías renovables a través de las subastas a largo plazo, que han derivado en la suscripción de numerosos contratos con inversionistas locales y extranjeros, dejando una importante derrama económica. Es un sector en pleno desarrollo. Ha progresado considerablemente desde el monopolio estatal hasta la creación de un mercado que busca la competitividad y el equilibrio natural oferta-demanda, el cual se ha beneficiado del fomento a las energías renovables con las cuotas obligatorias de consumo. Aun cuando la industria precisa de una maduración paulatina, la política energética de la reforma parece haber sido conveniente para el sector eléctrico.

AMLO y la industria eléctrica: en campaña

El tema eléctrico no tuvo mayor relevancia en campaña, toda vez que la discusión política se centró en petróleo y gasolinas. La reversión de la reforma eléctrica nunca fue oficialmente planteada; el temor, no obstante, se antojaba legítimo a la luz de la renovación total propuesta por el candidato. El Proyecto de Nación 2018-2024, sin embargo, no planteó una reversión en el sector eléctrico, sino un cambio de dirección: promover la generación hidroeléctrica rehabilitando 63 centrales existentes; limitar la generación de “productores independientes” y el uso de gas natural; y rehabilitar las centrales termoeléctricas. Destacó el costo y la poca practicidad de rehabilitar centrales hidroeléctricas y termoeléctricas, así como la limitación de ciclos combinados, pero se estimó que esas directrices no excluían desarrollar aspectos ya avanzados durante la reforma. Todo dependería de su ejecución. 

Postura actual  

Poco se ha discutido, en la actualidad, sobre esos temas, pues la atención se ha centrado en la posición de los futuros titulares de la Secretaría de Energía (SENER) y la CFE designados por AMLO: los diputados Rocío Nahle García y Manuel Bartlett Díaz, respectivamente. Ambos han afirmado que no se revertirá la reforma, pero sus declaraciones no han mitigado la incertidumbre de inversionistas. La designación de Bartlett, poco técnico en la materia y con escasa experiencia eléctrica, causó perplejidad y rechazo -fue conocido opositor de reformas y aperturas energéticas durante los gobiernos de Zedillo y Fox- y aunque su discurso actual se ha centrado en el rescate de la CFE y sus finanzas, sus recientes declaraciones promoviendo bajar los precios de la energía de la CFE han causado conmoción. Este aspecto afectaría, sin duda, la competencia efectiva en el mercado eléctrico.

¿Debe AMLO modificar la política energética eléctrica?

Puede hacerlo, pero no es aconsejable. La reforma en la industria eléctrica se ha basado en un criterio de necesidad: la CFE carece de capacidad de generación propia de crecimiento sin recurrir a la inversión privada y capital extranjero. México debe cumplir con cuotas obligatorias de energías renovables. Observamos que:

  1. El MEM es indispensable para el adecuado desarrollo futuro de la industria eléctrica mexicana de generadores, comercializadores y grandes usuarios consumidores. Requiere promoción y estabilidad, en lugar de cambios drásticos normativos, técnicos o políticos.
  2. La política de precios debe apuntar al libre mercado y la competitividad para favorecer la inversión.
  3. Debe mantenerse el fomento a las energías limpias dentro de parámetros de mercado.

En cuanto a las proyecciones de AMLO, la inversión en generación hidroeléctrica podría ser provechosa, pero ella no debería afectar a la evolución de los proyectos privados de generación para el MEM o para las subastas de renovables. La cuestionable intención de repotenciar las plantas termoeléctricas tampoco debería afectar el desarrollo del sector, que ya será impactado por la reducción de ciclos combinados. Finalmente, los ajustes -acaso ineludibles- en la administración de la CFE no deberían repercutir en su participación en el mercado eléctrico, el cual precisa de seguridad jurídica, estabilidad y fomento para alcanzar su máximo potencial.

*La primera parte de esta serie de Opinión fue publicada el 3 de agosto de 2018:

AMLO y la reforma energética (I): Reversión y mecanismos de defensa

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